Ahora verá ese idiota cuando salga al ring. Me lo voy a comer con patatas. Sí. Lo voy a machacar, porque tengo hambre. Necesito comer, y le voy a meter a ese bobo una mano de leches encadenadas, las cuales me van a abrir la puerta grande del cofre de mi vida. Y, además, yo soy en todo mejor que él. Y hasta más guapo. ¡Tiembla, anécdota con piernas! ...
Allá que voy. Ha sonado el gong. Ésto, ha comenzado. Ale. Venga. Ven aquí. ¿No ves mi mirada?, ¿crees que vale la pena estar ahí, con el errado y peligroso deseo de que vas a ganarme?, ¿no te da vergüenza? ¡Allá tú! Pero, que sepas que esto es ley de vida, y que nadie te ha puesto una pistola en el pecho para que subas aquí al ring a intentar torpemente decirme que el campeón eres tú. Porque, de éso, nada de nada.
¿No me ves? Voy a comerte, y tienes la suerte de que hay un árbitro. Sí. Me da igual que ostentes actualmente el cetro de campeón mundial, y de que digan que tú eres de hielo, frío y cerebral. Me importa un pito todo lo que digan. A quien voy a obedecer, y a regañadientes, será únicamente al árbitro de la pelea cuando una vez en el suelo me ordene parar, para que no pases la noche en la Unidad de Cuidados Intensivos. Pero, es lo que hay. No has tenido suerte, campeón. Tu sino te ha jugado una mala pasada, y ha querido que ahora mismo me tengas delante. Es la peor noticia para tí. Ni se te ocurra dudarlo.
Ajá. Menuda serie le acabo de dar a ese nenazas. Ya se me ha caído a la lona en dos ocasiones. Pero, reconozco, que es bravo. Se levanta una y otra vez. Me cae mejor ahora. Me da más asaltos y más posibilidades de que, por tanto, le dé la gran paliza de su vida. Estoy disfrutando. ¡Toma! ¿Y ahora que vas a hacer después de esta mano?, ¿vas a volverte a caer como en las dos veces anteriores? Ja, ja, ja, ja, ja... Me río por adentro. Y con enormes ganas de soltar las carcajadas hacia afuera. ¡Toma esta otra! ...
¡Coño! Creo que es el noveno asalto. ¡Ostia! No me acuerdo de muchas cosas. Ahora sí que noto que la gente está chillando. Me siento cansado. ¿Qué me pasa? Estoy en las cuerdas. Sí. Esto que tengo punzándome la espalda, son las cuerdas del ring... ¡Estoy acorralado! Me falla la rapidez y el oxígeno. Este tipo me ha debido de dar y acertar. ¡Será posible! ...
No. No veo nada. Casi, no siento sus golpes. Esto no es un ring. Tengo muchas dudas de que lo sea. No puedo avanzar. Soy como un niño desnudo, frente a una hercúlea bestia llena de golpes que me llegan. Pero, por ahora no pienso rendirme.
¿O, sí? ¡Joder! No siento nada. Esto es un baile leso. Me caigo. Estoy en la lona. A éste sí le conozco. Es mi preparador. Pero, no le oigo. No sé lo que me dice. He mordido el polvo.
- ¡MALDITA SEA! -
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