sábado, 23 de abril de 2011

- LA MAGIA DE MIS PLANTAS -




Sábado Santo. Sin vacaciones. Castigado en casa, je, je. Temperatura     maravillosamente  valenciana, tras una tormenta tapada por un sol majestuoso y mediterráneo. Ocio.    Mis  plantas de mi balcón. Me encanta la jardinería, y allá que voy a arreglar y cuidar mis tiestos. Ocho de la mañana. La ciudad duerme muy todavía. Tempranera magia.
La primera labor que hago sobre las plantas, es de aproximación y laboriosidad intuitiva. Las miro. Pero, poco a poco, me voy dando cuenta de que en realidad son ellas las que me están mirando a mí. Sí. Me observan, como queriéndome decir: " Y tú, ¿qué vas a hacernos ahora, muchacho?"...
Tienen razón. Tengo claro que quiero ayudarlas. Pero, son muchas. Debo establecer  una necesaria prioridad. Mas lo primero es empezar. La buena voluntad, y la decidida convicción. Confieso que desconozco el nombre botánico de algunas de ellas. Pero siempre ha habido una extraña magia de complicidad y de correspondencia entre ellas y yo. No me preguntéis     el porqué. Quizás, la magia, sea precisamente ese enigma y ese esoterismo. Nada de desvelar. Top secret.
Allá que va vuestro José Vicente sobre una maceta grande, cuyos tallos han crecido  con  desmesura, y en la que cohabitan otras plantas, que ya, dadas las fechas, no harán flor. Un bosque en miniatura de tallos, hojas, ramas, plantas fallidas, y muy buen propósito, tengo ante mí.
Es fatigoso el podar esa planta grande. Pero, sarna con gusto no pica. Mis rodillas acusan el que pode la planta de pie. La flexión les afecta. Decido aguantarme. Estoy siendo bastante libre y feliz.
Al llegar a cierta altura del cortado de los tallos, he de decidir si me he pasado  de rosca, o si me he quedado corto en la poda. Y de nuevo vuelvo a sentir la mirada mágica de mis plantas. Como si me dijeran: "¿Estás seguro de lo que toca hacernos ahora, chaval?"...
Les hago caso a mis plantas. Me pongo recto, me hiergo, y levanto mi cabeza, mi espalda y la totalidad de mi cuerpo. Estoy cansado, noto mis respiración jadeante, y tensión entre    los músculos. Pero las plantas me siguen mirando, y con toda la naturalidad. Ellas saben mucho lo que es lo natural.
Vuelvo a la carga. Pongo las yemas de mis dedos sobre los tallos, y los muevo lenta      pero  enérgicamente. Hago círculos apretando sobre su flexibilidad, y me van dando pistas por dónde he de seguir cortando y por dónde no. E incluso me dicen que debo dejarlas ya. Que muchas gracias, pero que ahora les toca a las plantas el rehacerse y subir, tomar     nuevos  bríos y rebrotar, coger fuerza, y ser de nuevo ellas y exhuberantes.
-COMO EN UNA MAGIA MÍA-

4 comentarios:

joder mago, podar las plantas tras la explosión de la primavera es frustrar su oportunidad de disfrute, cierto es que hay que librarlas de malas hierbas para que luzcan en su esplendor pero la poda mejor en otoño-invierno, cuando la planta dormita. Te van a cantar la canción de sabina (quien me ha robado el mes de abril) jejejej, un saludo

xr

Ja,ja,ja, amigo xr22!

Noooo! Me refería a determinados tipos de plantas, que crecen siempre, jejeje.
Ah,por cierto, preciosa canción la de Sabina.
Hazme memoria de que os la ponga un dia de estos.

Abrazos bien cordiales, aúpa tu Atl de Madrid, y gracias por asomarte con tu simpatía habitual a mi/vuetro blog, Agustín!

Hasta cuando quieras y gracias!

guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro poemas preciosos

Pues muchas gracias, amig@ noticias!

Gracias por leerme.

El Mago y poeta.

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