viernes, 2 de julio de 2010

- SUEÑO POSIBLE -

Cincuenta y algunos años. Mireia. Catalana. Alta ejecutiva, cuerpo trabajado de gimnasio, culta, nudista, liberada, vivida, pero mil veces autoestresada. Vacaciones merecidas. Su Julio soñado. Hizo demasiado frío este invierno.
Mireia tiene derecho a seguir saboreando la vida. Ya no cree ni el matrimonio ni en el eterno amor. Sus amantes, sus chicos españoles, pueden ahora esperar. Su objetivo número uno es meterse en ese avión, y llegar de una vez a su paraíso de playa más soñado. Nunca va a decir Mireia a dónde se dispone a ir. Ni siquiera a su mejor y confidente amiga. ¡Que la envidie!...
Bendito avión. Ya aterriza, y a miles de kilómetros de su Barcelona natal. Aquella playa es yoga excitante de paz, plagado de una arena blanca y envidiable. Hombres de ébano la miran con respeto y admiración. Menuda playa.
Mireia casi no se pone nada, y se tumba primero en la toalla y luego en su hamaca. No lleva móvil. Lo tiene en el apartamento del hotel. No quiere saber nada de la realidad, hasta que no regrese a dicho lujoso hotel.
Más hombres de ébano. Y falsas alarmas. Hay mucho más. Ahí enfrente mismo, hay dos varones rubios de película. Y Mireia, es todo menos tonta. ¡Y está hasta los ovarios de no poder sonreír de placer deseado y claramente exótico! ¡Coñe!...
Adiós, minitanga. Todo afuera. Sus senos siguen mirando hacia arriba, y su trasero todavía atrae miradas de todas las edades y orientaciones. ¿Cómo no va ser ella consciente?
¡Al agua, patos! Aguas cristalinas y francamente envidiables. Agua de VISA, cocotero que huele a limón, e inglés muy de Oxford habla el primer joven que se le acerca. Sí. El muy osado le acaba de decir que es una mujer maravillosa. Y Mireia le ha contestado en un inglés muy destacado, que podría ser su madre. Pero eso no hace que el joven británico deje de tirarla los tejos. Todos le miran con envidia, y Mireia se siente la reinona libre que nunca nadie podrá imaginar.
El resto del día solo son risas mutuas y toallas demasiado juntas para la mutua ausencia de ropa. Y el resto de la noche apunta certeramente a la magia. Sí. El joven british se llama Robe, y Robe ya sabe que ella se llama Mireia.
Pero, ya lo han pactado todo. Solo serán unas noches de sueños posibles y realizables. Que, todo, tendrá una caducidad educada. Y con flema inglesa, Robe está cumpliendo su palabra. Incluso cuando la devora enamorado en la intimidad, es cuando Mireia le está entregando todo su anhelo de mujer apasionada.
-DISFRUTAD,MALDITOS-

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