Ahí le tenéis todos estos días de Tour de Francia por la tardes, junto a Carlos de Andrés. Nuestro Perico Delgado.
Con esa voz que tiene y que sale desde la tele, nos seda y desdramatiza toda la severidad de la competición. Sí. El segoviano sigue siendo calmo y tranquilo. Extremadamente calmo en sus hablares. El ex gran escalador y ahora y hace ya bastantes años, comentarista de los grandes acontecimientos ciclistas, sigue manteniendo esa, a veces, hasta molesta suavidad.
Quizás sea la clave de su éxito, al lado de su sonrisa y simpatía, aparte claro, de que su experiencia como deportista le ha dado muchas nociones de su actividad ahora contada. Sabe, hasta lo que no sabe de ciclismo. Perico siempre está a la broma y a la complicidad, ahora con Carlos de Andrés, y muchos años con el malogrado Pedro González. Perico, siempre a la paz,a la broma, al comentario técnico e irónico a un tiempo. Que a veces, no sabes si te habla en en serio o en chanza.
Os confieso, que casi todas las tardes me meto unas siestas que tienen mucho que ver, con el calorazo que hace, con el sopor que me entra tras haber comido, con el visionado verde de los paisajes paradisíacos de las montañas, viendo ciclistas todos juntos en acción todos los días, y fundamentalmente, por la voz casi narcótica de Pedro Delgado. Y Carlos de Andrés me despierta.
Incluso cuando la carrera se aviva, y vienen los hachazos, las triscas, las pendientes durísimas y los duelos entre los favoritos directos, no hay drama ni crispación en la transmisión de Pedro. Perico Delgado ha vivido el deporte por adentro, y sabe lo que en cada momento suele pasar por el alma del ciclista. Comprende al deportista. Y nos cuenta las cosas como si ya las intuyera, dado que ha estado en esas mismas vicisitudes y meollos. Por éso, raramente yerra.
Cierto que Perico es castellano viejo y segoviano. Pero su sonrisa es contagiosa y mediterránea,su aspecto es como entre juvenil y niño grande pero con los pies en el suelo. Se mueve como pez en el agua entre los anuncios y las promociones, y tiene su propia carrera de participación masiva y popular todos los años en su pueblo natal. Ese difícil equilibrio entre su aparente estilo patoso y su arrolladora simpatía, nos ofrece excelentes tardes de ciclismo tranquilo y de rigor.
-SALUDOS DEL "TÍO DEL MAZO"-
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