viernes, 23 de julio de 2010

- ROBIE KING -

Para gran campeón de boxeo iba Robie King. De hecho, cada uno de sus combates se contaban por victorias, y por la vía rápida. Pero, a medida que su carrera pugilística se fortalecía y consolidaba, Robie se daba cuenta de que algo en él no marchaba bien.
Podía comprobarlo en los entrenamientos. Lo empezaba a romper todo, con la fuerza de unos golpes bestiales e in crescendo. Su fuerza, era más que hercúlea. Hasta que un día, a hurtadillas, de noche, y sin que nadie pudiese verle, hizo su prueba definitiva. Se acercó a un enorme árbol, con cuidado de no hacer daño a ninguna persona, le dió un tremendo golpe a dicho árbol, y bien poco faltó para que cayera al suelo. Aguantó en pie, de milagro.
De modo, que Robie King ya tenía todas las certezas. Si le daba un golpe natural suyo en un ring a cualquiera de sus rivales, sería para ellos muerte segura. Nada de lesiones, o lesiones graves, o con secuelas, sino golpe definitivamente letal y luptuoso. ¿Qué hacer?...
Presionado por todos, el gran Robie fue promocionado para disputar el título mundial de boxeo de los pesos pesados. Y, demudado, King decidió finalmente aceptar el reto para no defraudar a nadie. Asalto al título mundial.
El rival de King, le vió asustado y se creció. Nada más sonar el campanazo del inicio, el vigente campeón Farst Gould, le miró retador y burlón a un tiempo. Robie King decidió impostar todo lo que pudo. Fingió lentitud de movimientos y desfondamiento, dándole todas las ventajas a un Farst Gould, el cual le acorraló en las cuerdas. Robie comenzó a recibir todo tipo de tremendos golpes. Los aficionados, bramaban con el fiero espectáculo. Aquello era espectacularidad. Había valido sacarse la entrada, pensaba la multitud que presenciaba el choque.
Ante la lluvia de golpes, Robie decidió finalmente defenderse. Y le lanzó y aposta, un tímido golpe de derecha sobre el rostro de Gould. El campeón, se desplomó sobre la lona. Y el árbitro decidió detener el combate. Robie King era el nuevo campeón mundial. Pero, sobre todo, ocurría y afortunadamente, que el ya ex campeón Farst , seguía vivo aunque derrotado.
Días más tarde, Robie King anunció en rueda de prensa su abandono del boxeo esgrimiendo falsos argumentos y ante la sorpresa de todos. Le llegaron a abroncar, pero él siguió firme.
Sí. Robie no quería matar a nadie. No deseaba rivales de puños y fuerza. El campeón siguió en sus trece a pesar de todos los pesares y presiones, y se dedicó a otra actividad. A otra cosa.
Doce días después, King, de noche, golpeó con fuerza a otro árbol, pero esta vez no logró hacerlo tambalearse, sino casi consiguió hacerse leve daño a sí mismo. Y ahora sí que el hombre pudo sonreír satisfecho.
-POR FIN SE SENTÍA A SALVO-

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