El reo había cumplido toda su pena.Le dijeron que debía abandonar aquella cárcel.Que no podía ni un segundo más ocupar aquel chabolo en el que había estado durante décadas,ni recorrer en gimnasia el patio,como hacía todos los días.
Que no y que no.Que debía largarse,pero ya.Y que ahí , en un atillo, tenía sus cosas.Y que,fuera.Que,¡largo!
El reo se puso de rodillas ante los carceleros, y les suplicó.Les pidió ,que por favor.Que aquello era su casa.Que afuera era un lugar extraño,en el cual iba a sucumbir de forma palmaria.Que, al tiempo...
En vano.Un no demoledor,contundente,en voz alta y definitivo,le llegó al ya ex-convicto y en todos los morros.La ley es la ley.Y la ley está para ser cumplida.El hombre,entristecido,asustado y sumamente contrariado,decidió que no había nada que hacer.Y que si no había más remedio,sería libre.Pero realmente no le convencía nada aquella situación que se erguía delante de él de forma novedosa.
Le llamaremos Rafael a nuestro hombre.Yo,decido bautizarle así en este escrito.Con nombre de ángel,¡hala!
Rafael,tembloroso,se quedó mirando petrificado el exterior de la Penitenciaría.Aquello no era justo,¡coño! No tenía familia,los cincuenta años ya quedaban atrás,sus únicos conocidos se encontraban en el interior de la cárcel,no tenía casa,ni un lugar en el que guarecerse,ni un amor que estuviera esperando a su corazón.
Aquello era, la calle... ¡Dios, la calle! Lo habían dejado en la puta calle y sin referencias a las que dirigirse.Nunca podía haber imaginado que llegaría un día en el que debería abandonar el lugar en el que moró, y en el que sobrevivió a tantas situaciones límite,pero ya conocidas y hecho a ellas.
En cambio, la calle...La calle era la libertad.Pero la libertad era demasiado fuerte para él.Se sentía asfixiado.Empezó a notar que le faltaba la respiración.El oxígeno del exterior,le llevaba paradójicamente hasta un pequeño ataque de pánico.Se ahogaba.Hasta que algunos minutos después,pareció que recuperaba la normalidad en su respirar.Se alegró por ello.
Finalmente,Rafael tuvo una idea.Cometería un acto delictivo, a ver si había suerte y le volvían a entrullar.De modo que se avalanzó sobre el primer hombre que se cruzó y trató de golpearle.
Sin éxito.Su contrincante. paraba los golpes y le neutralizaba.Por mucho que insistía,no podía causarle ningún daño.Rafael se le quedó mirando asombrado,y el hombre le dijo: -"Mire,amigo,vengo de lejanas galaxias,no soy terrestre, y usted no puede hacerme el más mínimo daño.Le aconsejo que vaya usted a un médico.Su cabeza no piensa bien"...
Rafael,asintió.Pero no le hizo caso.Nunca iría a tal médico.A donde iría,sería al sendero que no lleva a ningún lugar.
-JOSÉ VICENTE ORTÍ.........."EL MAGO"-
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