Presos condenados a los trabajos más duros e inclementes,vidas truncadas a golpes de infortunio y barrotes,cárceles casi peores que las de Guantánamo y Alcatraz juntas, la libertad ahogada en medio de seres rudos y con patético sexo de Onán y chabolo...
Hacía frío en aquella cárcel demoníaca,en la cual los insectos eran una suerte de mascotas de pijos.En aquel lugar de derrota,escaseaba la salud y la comida, y el alcohol substituía al sosiego y a la cordura que todo ser humano necesita.
Y de repente,se hizo el milagro.Todos,incluído el director de la cárcel infrahumana,sintieron un extraño e inusual escalofrío.
Era una música.Alguien estaba tocando una música,potente y bella a un tiempo.Aquel son, era revolucionario en medio de la indigencia y de la menoridad de aquellos desfavorecidos.
Y la música siguió sonando,como las campanas salvadoras de una victoria, o como una catarsis que parecía definitiva y marathoniana.
Los hombres sin libertad,escucharon música alegre.El director de la Penitenciaría montó en cólera,intentando parar de una puta vez aquel desbordamiento del río de la libertad alegre de la esperanza.Los barrotes de la cárcel no detenían aquella música, y la estructura de todo el edificio no conseguía detener aquel emocional eco de libertad.
Finalmente, el director de la cárcel le dió un hachazo a los cables eléctricos, y se pararon los megáfonos de la música propagada.Y,aparentemente,volvió el silencio de la derrota.Nuevamente solo se escuchaba el demoledor sonido metálico de la privación y de la penosidad de los reos,mientras el generador de la idea de la música era ejecutado ante todos,para escarnio y ruptura de las posibles apariciones nuevas de libertad y música esperanzadora.
Pero, de nada sirvió.Los presos tuvieron por vez primera brillo en su mirada, y valores renovados de picaresca de esperanza.Las reglas del juego,cambiaron.Nunca ya ningún preso podía negar su deseo claro de sonreír,marchándose así a la menor ocasión.
Y se sucedieron las fugas y los fracasos de seguridad de los guardias, y el alcalde de la ciudad recibió la orden de clausurar el centro, por considerarse ineficaz.
La música,había ganado la medalla de oro.El oro, en el iris del preso libre.
-JOSÉ VICENTE ORTÍ-
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