Hoy le he visto batallando por esas montañas del Tour à France.Es madrileño y se llama Alberto Contador.Ya lleva el maillot amarillo de líder de la carrera.Sus escasos rivales le atacaban, y él bailaba.Se bamboleaba subiendo y bajando de la bicicleta con una elegancia estética y perfección técnica demoledoras.
Bailando sobre su bici,corría a tics,aguantaba todos los ritmos que le imponían sus rivales y sin inmutarse.Cuando el desnivel se ponía duro de veras,a Alberto parecían entrarle ganas de arrear hachazos y dejar a sus escasos rivales,destrozados y desmoralizados.
Contador es viveza,agilidad,escalador,gran contrarrelojista,tiene cara de muchacho bueno,sencillo,y con las ideas muy claras de lo que que quiere ser y hacer en las carreteras.Armstrong,-de su mismo equipo el Astana-,ya parece mayor para estar a su nivel, a pesar de que los años pasan suavemente sobre el americano campeón.Carlos Sastre,-el actual ganador-,es un escalador castellano puro y de los que nunca cambia de ritmo.Le falta la chispa y el tic poderoso sobre la bicicleta de Alberto.
Lo más probable,-salvo caída-,es que Alberto Contador gane el domingo el Tour à France.Y que sea exaltado por los Campos Elíseos.Lo merece.No le ha hecho falta un recorrido más montañoso, o con más llegadas en alto.
Ha sabido aprovechar las oportunidades.Ha atacado en el momento justo y apropiado.Casi lo ha avisado el madrileño de Pinto.Ha soltado un arreón.Que viene.Y llega.Y se coloca delante.Y ve y síguele si puedes.Empieza a cabalgar a golpetazos sobre la burra, y no se le puede seguir.Arrea,y vuelve a darle.Y hasta que,decidido,se marcha hacia adelante cada vez con mayor fuerza e impulso buscando la rampa imposible.
Desde la época del "Tarangu" o de Perico,el ciclismo español no ha conocido a un escalador como este.Parece frágil,pero es sencillamente un amigo de las montañas y de los desniveles.Un cómplice de la dureza, y con una sonrisa.Un superclase.Alguien,que no tiene la contundencia mediática del rey Armstrong, o la altanería y orgullo de tantos otros.Pero eso, precisamente, es lo que le hace especial y singular.Su sencillez es un demarrage,su naturalidad es su fondo, y su agilidad,un arte.
El Tour à France recoge en el seno de su trono y en lo más alto, a este bravo muchacho de Pinto.Le ha devuelto la alegría al deporte de la sospecha.
-¡ENHORABUENA!-
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