Paso lleno de expectación, camino necesario y alegre, piso de atreverse y caminar, suelo de sorpresas, aire de magia, viento de amor.
De todo el amor que llevo, de toda mi personalidad al calor de las llamas del convencimiento y de la libertad, de toda mi sonrisa eterna que siempre mira hacia adelante. Como una orden superior.
Oxígeno. Respirar. El aire que abastece de vida mi paso de mí. La vitalidad necesaria y correspondiente. La vida, el espacio, la exploración, la reflexión, la belleza, los paisajes y las personas. El todo bonito. Tu todo bonito y diverso. El universo inmenso de todo y de todos.
La gran sorpresa que ofrece el camino. Los andares, los cansancios, las recuperaciones, los sudores, los resuellos, y las hazañas que causan el placer de la admiración.
Grande es el tiempo. Suficiente. Imprescindible para verlo y tocarlo, para oler el campo y los zapatos nuevos, para jugar al tenis o sumergirse de chapuzón en la piscina atractiva. Correr y dormir, soñar y volar, agradar y balbucear; comprobar la diversidad y la complejidad. Crear y crearse. Labrar y labrarse metas y alegrías. Cantar un son natural y de agrado. Creerse el placer de tomar una canción.
Poetas y albañiles, esclavos y señores, clase media y excluídos, rufianes y puteros, solidarios y torticeros, valientes y necios, bellos y feas, atractivas sirenas y marineros beodos. Tierra, mar, aire, éllas y éllos, y siempre de nuevo el camino del gran Antonio Machado.
Sabios y errados, distinto precio y valor, obligación y holganza, dolor y gusto, hierbas y asfalto, planta y desierto, azul y negro, costumbre e innovación, conservadurismo y transgresión, orden y caos, cosmos, y tus piernas de fantasía maquilladas por el color especial de una flor de primavera exhuberante y hasta erótica.
Paso de amor, de sensatez, de más libertad, de guiño que termina, y de tiempo que se abre como lo hacen las puertas de los colegios cuando acogen a los niños párvulos en sus primeras experiencias con el estudio y el conocimiento.
Sí. Tiempo eterno y destacado. Momentos constantes de llenar y de construír. Apartar los odios, y besar con piropos los retos de la dificultad. Aprender a ser capaz de posicionarse firme como un soldado frente al puñetero y rascoso viento de hielo que amenaza con lanzarte hacia la retirada pero sin éxito.
Fiesta, danza y alegría. Sueños renovados y a lograr. Empeño y todo el triunfo. La victoria del movimiento sobre la extraña quietud. Prefiero el ruído y el viento, a la encalmada gris de lo previsible y aburrido. Me gusta que pasen cosas, soy cosa en movimiento, anhelo y culo inquieto, deseoso atleta del entusiasmo y de la carcajada. Eterno aspirante a bohemio culto.
Salsa de ingenio, brizna de luz, película que te llega, flecha de verso agudo, lanza que te hace pensar, emoción cargada de eficacia que te sumerge y atrapa en un universo especial. Luna llena que arriba te adiciona todavía más luz de la que dentro has de llevar.
Linterna de llaves, puerta iluminada, ángeles de tierra, aves estáticas junto a un busto anónimo, y caballos con alas que vuelan sobre la autopista imposible, mujer enamorada de quien nunca dirá. Imperio y dominio absoluto de los ricos sentimientos.
Me levanto y me aguanto, me muevo, paso todas las asignaturas que llevan a la fortaleza, y aún no tengo bastante. Quiero, ambiciosamente, muchísimo más. Deseo todo lo deseable, mojarme de salud y vida, poder contar a los demás lo que siento y veo, y admirar el paso ínclito y eterno de los sucederes y de las verdades o aranas que el tiempo sabrá certificar.
-Y CALIFICAR-
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