Bombos y bolas, radios e imitadores, lotería, champagne y sueños. El dinero de rifa en la ilusión de la Navidad.
Repartido. Repartido de felicidad. Cosa azarosa y absolutamente posible. Le puede tocar el gran premio Gordo a cualquiera. Veintidós euros por décimo, oiga, ¡que se acaban! Juegue usted y hágase millonario, huya de la crisis y escápese en dirección al país de los ricos. De los nuevos ricos.
Fortuna esquiva y voluble. ¿Y si me toca? Si me toca, es que no me lo creo. Pero si realmente me acaricia el imperio selectivo de la fortuna, es que me pongo a reflexionar unos días. ¿Rico yo?, ¿creérmelo? Demasiado esfuerzo de pensar. Mejor, soñar. Es más que gratis. Soñar es un regalo dado.
Crisis. Toda la crisis. Y en medio de la crisis del dinero, siempre ganan las leyes de los poderosos. Este año, el Gordo de la lotería y los premios, parecen subversivos y de izquierdas. Que un hombre pobre se beneficie con un premio del sorteo, parecería una argucia de un obrero listo. Ahora el dinero es más que nunca el de los de siempre. ¡A jugar o morir! Es una esperanza. Un clavo ardiendo al que agarrarse, en tiempos de agresiva penosidad y de paro endémico y estructural.
¡Mil euros! Ritual. Niños de San Ildefonso cantarines con las bolas del bombo en sus manos. Los niños expectan a los más desfavorecidos. Venga, niño. Cantámelo a mí. Lo necesito. No tengo casa ni esperanza, a ver mi numerito que es bonito y escogido. Ayúdame, chaval. Un cántico tuyo que suene, bastará para calmarme de dinero. A ver si me sale. Necesito que me salga. Tengo derecho a soñar que no me excluyen. ¡Vamos, vamos! ...
De La Coruña a Granada, de Oviedo a Cádiz, o de Girona a Huelva. O, Madrid, Socuéllamos, Bilbao, Segovia, Sort o Fuendetodos. En todos los sitios de España se espera un guiño de ilusión y un gen de fortunio.
Billetes, dinero, posesión, abundancia, éxito rápido, sorpresa increíble, mire usted que mi número es el que pone en la tele que ha salido. Esta vez no escondo nada. Mírelo usted. Y usted. Hoy te quiero más que ayer porque ha fallado la sentencia de muerte del calendario maya, y además porque seguro que me va a tocar el Gordo de la lotería. ¡¡A mí!! ...
Por ahora no me planteo no rascar bola. No me bajo de la nube del sueño. Además, la matemática ley de probabilidades dice que al ser virgen en éxito económico, entonces mis opciones pueden aumentar. Que le toque siempre el dinero al mismo, es muy difícil. O, casi ...
Ganar, situarme socialmente, capear el temporal de exclusión forrado de pasta, que me reciba el banquero y que me dé un abrazo, que me haga pasar a su despacho vip y que me cerciore y me blinde toda mi realidad. Que me dé la bienvenida al club de los adinerados. ¿Por qué no?, ¿qué puede hacer Bruselas si me toca el Gordo de Navidad? Mimarme. Éso es lo que hará Bruselas y hasta la Agencia de Calificación. ¿Moodys se llama?... ¡Chitón!
Un diez si gano. Estoy en la línea de salida de este cuento mágico de dinero. Quizás muchos se lesionen. El azar es raro y enigmáticamente huidizo. Pero sé que a veces muta en mujer que se pone bella, sexy y favorable, y hasta me dice que quiere que le dé toda la pasión. Y esta mujer se llama dólar, y euro, y pelas, y pasta, y money, y más que profunda pasión de sobrevivir.
-MUCHA SUERTE-
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