Y, cinco goles, le acaba de meter Radamel Falcao al Deportivo de La Coruña. Cinco goles del internacional colombiano del Atl. de Madrid. Impresionante, goleador, tipo de área, convicción en sus movimientos, creador de situaciones de peligro, y enorme olfato y osadía para estar en el sitio adecuado y lograr meter dentro de la portería. Cinco goles como cinco goles.
Ambición, inconformismo, calidad, peligro, resultados, y atemorizador internacional. Con este tío no te puedes descuidar si eres defensa, ni un solo momento. E, incluso, si estás concentrado plenamente. Te coge un balón, se te va cara a puerta y la enchufa adentro. Méritos y admiraciones. Cinco goles. Matemáticas, prestigio y calidad. Enorme rendimiento y acierto en el fichaje. Falcao, resiste. Crece, y se hace grande. Se proyecta, y triunfa en España. Es un elegido del área. Una perla, tal y como están hoy en día de áridos y desérticos los puestos de goleadores.
De, puñales del gol. Y Radamel, es uno de éllos. Cinco goles no los mete un cualquiera. Es una estrella, a pesar de no tener la calidad ni el carisma de muchos elegantes consagrados. Si juega Falcao, sabes que la palabra gol puede gritarse en cualquier momento. En el esperado, y también en el inesperado.
Este escrito, es también un homenaje al gol. Al goleador. Al tipo especial que nace con el don de perforar la portería contraria. Ese jugador que le devuelve la grandeza y el tronío, a la idea de ponerse una camiseta y jugar exclusivamente de delantero. Y, hasta de delantero centro. La dignidad del goleador y la mítica de su grandeza. ¡Su Majestad el gol! ...
No todos los grandes goleadores o kíllers del área de la historia, han sido jugadores técnicos y exquisitos. Hay mil ejemplos. Parecería, sin perfil histórico, que los grandes goleadores habrían de ser y poseer una enorme calidad técnica. No necesariamente.
Más allá de Cristiano o del dios Messi, más allá de Hugo Sánchez o de Butragueño, hubo goleadores mágicos a la par que un tanto rústicos. Hoy he visto a Radamel Falcao hacer una cosa que hacía el tosco y mítico Gerd "Torpedo" Müller. Correr hacia un balón, pugnar con un defensa, revolverse con dificultad, tomar la pausa dentro del área y sin miedo para adentro.
Raúl no fue un dechado de elegancia y ahí quedó, o Rubén Cano, o Caszely, o Dani, o Roberto Martínez, o Santillana, o Iván Zamorano, o mil jugadores europeos y de todos los Continentes que pasaron a la historia por su tremenda y asombrosa eficacia de cara al gol.
Más allá de Maradona, Pelé, Kempes o Cruyff, hubo maravillosos futboleros como Boninsegna, Roger Milla, Grosso o Cantona. Además de Platini, Romario, Ronaldo o Ronaldinho Gaúcho, hubo Quini y Villa, o el polaco Lato, o jugadores de gol que siempre estuvieron causando el miedo de la emoción. De Ibrahimovic a Samuel Eto'o ...
Además del Real Madrid o el Barcelona, el Atl. de Madrid de Radamel Falcao, existe y está ahí para darle exhuberancia y emoción a las cosas. Véase Drogba y su aparente atletismo inesperado. De este modo, la afición del Atlético de Madrid asiste al campo con renovada ilusión. Su colombiano mágico Falcao, la puede liar a goles en cualquier momento.
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