Andaba yo dispuesto a escribir estas letras relativas al derecho de la intimidad, a su vulneración sistemática, al acoso intolerable que sufren muchas personas, y todo en esta línea, cuando casi de repente alguien me apuntó diciéndome que no hay que dar datos a desconocidos, ni ser tan abierto ni confiado. Por ejemplo, en el internet, donde los golfos actúan con mayor impunidad que en lo no virtual. Y me pareció una excelente puntualización y muy oportuna.
Granujas y canallas, los va a haber siempre. Los hurgadores en lo ajeno, se pierden en la noche de los tiempos. Los otros, van a estar en mayor o menor medida intentando meterse en donde no les llaman, e incluso hay una industria frívola e ilegal que vive de comerciar con nuestros datos y con nuestra intimidad. Aunque digan que no.
Más allá de debatir en dónde empieza o termina nuestro derecho a la intimidad, es el posicionarnos en una determinada sociedad. Conocer el medio y el lugar, las costumbres y hábitos de los unos y las otras, nos va a ayudar a protegernos de las posibles agresiones exteriores. Creo que lo mejor que hay para luchar contra el intruso, es no dar facilidades, y aprender a saber cerrar bien la puerta de nuestras cosas a aquellos seres indefinidos o anónimos, los cuales puedan traicionar nuestra inocente confianza.
Además, en la medida que aceptamos el modus operandi del lugar en el que estamos, o bien lo rechazamos, nuestra indiferencia o molestias tenderán a preponderar unas sobre otras y viceversa.
Hay gente que tolera bien que le den por saco. Hay quien se hiere con bastante más facilidad.Hay a quien le da igual estar desnudo en la playa, o que le vean haciendo el amor o sus necesidades, o posar sin ropa en las revistas eróticas. Y hay gente, que todo lo contrario que lo anterior. Cada uno de nosotros, somos un universo diferente.
Lo que nadie puede hacer, es que no nos dejen ser libres y que no nos movamos tranquilos. Salvo casos flagrantes como la violación de nuestras casas y sin permisos judiciales, o el derecho a ser respetados y no insultados, perseguidos o perjudicados, la cosa se diluye entre formas de pensar bien distintas. Mucho.
Hasta el punto de que muchas veces, la gente no se pone de acuerdo, y ha de ser un juez el que zanje unas cuestiones que en principio parecerían obvias desde la ética y el respeto entre nosotras y nosotros.
Pero, ésto, son hipótesis de buenas intenciones y un tanto románticas. Hay gente que se considera con derecho a cosas que nos parecen intolerables. Por éso, concluyo, que las cosas deben empezar por la cautelosidad en la dación de nuestros datos, los cuales posterior y desgraciadamente, puedan volverse luego contra nosostr@s. No veo otra.
-Y SOY EL PRIMERO AL QUE HIERE TAL CRUDEZA-
4 comentarios:
pues si en mi caso no es x el mundo virtual , sino x real.y creo que tengo derecho acostarme o no acostarme con quien quiera,sin que se vulnere mi derecho hacer de mi vida lo que quiera bssos meryakasha
PD: SI ALGUIEN ME PUEDE ORIENTAR SOBRE QUE DEBO HACSR LO AGRADECERE
Empieza por mirarte a tí mismo, Mago, por no dar datos de otros en las salas,ciertos o no,acosumbras a soltar puntaditas quizás por darte importancia.
Amiga, Meryas. Mi orientación es mi beso y comprensión.Besos!
En cuanto al anónimo o anónima que no deja datos pero que quiere polémica, lo siento, pero nones.
Y sobre todo, muchas gracias por tomarte tu tiempo en seguir mi blog. Saludos.
Estoy absolutamente de acuerdo con lo que opina "Anónimo"
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