martes, 30 de marzo de 2010

- PUDO DARSE CUENTA -

Nelson no lo podía creer. Nunca le había sucedido aquello. Se encontraba perdido en medio de una jungla espantosa, en la cual, además de bestias peligrosas, también sin duda que habían seres humanos. Y Nelson,perdido.
Se hacía la noche en aquel lugar terrible. El hombre caminaba cansado, solo y desesperado. Totalmente desorientado, no lograba encontrar el camino que le llevaría a su lar. Hasta que en un determinado momento, y tras horas y más horas de buscar infructuosamente su sendero, decidió derrotado tumbarse sobre el suelo. Su resuello le demandaba una pausa.
Pero no, su ira. A los pocos momentos, Nelson se puso en pie y empezó a clamar pestes contra todos y contra todo. Gritó con una enorme rabia que alguien le ayudara, pero, o bien no le hacían caso, o bien no podían escuchar la súplica de su ira. Increíble.
Nelson volvió a caminar sin saber muy bien, y clamando con rabia contra todos por la falta de ayuda. Con lo cual y sin percatarse, se desorientaba todavía más. Cuento más arreciaba su rabia, más se alejaba del camino indicado y certero.
Las bestias le miraban amenazadoras, y hasta alguna de ellas osó acercársele, pero Nelson solo estaba en la ira. Clavó sus ojos en los de una bestia, y sin ningún temor caminó de nuevo hacia ninguna parte, llevado por el odio que le generaba la adversidad.
Al caer la noche, y sin luna llena, apenas se veía el bulto deambulante de Nelson, caminando como un desesperado con lágrimas en los ojos.
Hasta que, de repente, un tremendo león se le acercó. Aquella bestia,empero, no parecía hacer movimientos de ataque hacia el hombre. Y ante el asombro descomunal de Nelson, el gigante león le habló y le dijo: "Te estás equivocando,Nelson. Ya sé que todo es muy duro. Ya lo dijo Darwin. Pero no debes mamar de toda la teta que veas, ni apoyarte en los demás para encontrar aquello que deseas,¡coño!"...
Y a continuación, el enorme león se alejó de allí parsimoniosamente tal y como había llegado.
Nelson era inteligente. Abrumado por lo inesperado, se quedó dormido; como desvanecido. Pero media hora antes de las primeras luces del alba, el hombre se levantó. Y esta vez pudo darse cuenta de sus errores. No le habían perdido. Se había perdido, él. Y nadie tenía la culpa de su desorientación. Duro, pero real.
De modo que esta vez emprendió su ruta de nuevo, pero con otro acento. Fijándose en cada matiz, alzando su responsabilidad, y asumiendo su confianza. A través de esta nueva filosofía , Nelson logró encontrar su camino. Al volver a dicho camino, esbozó una sonrisa interior.Y cuando se cruzó con las otras personas, también les sonrió apaciblemente.
-ERA OTRO NELSON-

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