Ser libre y despertar. Encontrar el movimiento propio. Salir de la jaula. Atreverse. Dejar de someterse a la tiranía de lo ajeno. Romper la noche y abrir la madrugada. Airear la necesidad de hacerse un sitio en el mundo.
Abrir las ventanas, y respirar el aire fresco del alba que es gratuito. No esperar a que los otros tomen la iniciativa del ruído y de la acción. Levantarse hacia una realidad propia, y no permitir que te la cuenten por la tele. Haz tu propia realidad, y diséñala con la naturalidad con la que has nacido. Que el miedo no te deje ser tú. Vale la pena.
De modo, que sal a la calle y siente el ejercicio del andar en tu cuerpo, y no te comas la bola desde los pesimismos o las incertidumbres. Abre. Abre el balcón de tu vida y observa a las células de tu cuerpo bullir ya la incipiente primavera interior. Crece. Y que les den a los sonámbulos y a los perezosos. Que la noche se joda. Que salga la luz del amanecer, y entonces tú también vas a ser amanecer y luz. Porque vas a ser tú. Porque no va ni debe pararte nadie. Porque solo lo imprescindible deberá ser tu línea de fuera de banda. El campo de juego está abierto para ti. Más de lo que crees. Abre tu jaula de leones, sal del área propia y avanza por tu centro del campo para comerte si es necesario toda la hierba que precises o se te antoje.
Tienes derecho a ser tú. Digiérelo. Que hay mucho listo. Ponte tus zapatos, disfruta de tus pisadas, y abre finalmente la noche. Antes de que los pajarillos comiencen a revolotear en sus nidos, anticípate y matiza tu propia vida. Deja la televisión esa de escondite que tienes, y habla con la gente. Muéstrate.
Y encara las situaciones, y defínete, y sé coherente con tus circunstancias, y ambiciona todo lo posible, y dile claramente a esa chica que se hace la remolona si es que sí, o es que no. Abre los espacios. Sigue siendo tú. Aclara las realidades y no vivas entre la cagona incertidumbre.
Mira bien por dónde caminas. Ausculta las estrategias. Prepárate el camino y ponte la mochila en cuyo interior mora la vianda de tu supervivencia. No temas a los lobos al alba. Defiéndete. No te temas a ti mismo. No temas a nadie si tienes el corazón en coherencia. Y no permitas tampoco que nadie te tema demasiado a ti. Saca tu sonrisa, y cabalga sobre el aura mágica que la vida lleva.
- HÁZLO -
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