miércoles, 3 de marzo de 2010

- LA GRAN ESPERANZA -

No se sabía mucho de los orígenes de aquel joven político. Ni falta que hacía. Aquel país estaba atribulado por una tremenda crisis, la cual paría decenas de parados a diario.
James Sing era una treinteañero aparentemente tímido. Muy callado. Apenas intervenía en los debates que se generaban dentro de su grupo político. Y mientras tanto, en la calle, crecía el descontento derivado de la frustrante desocupación.
Hasta que un día, James Sing estalló. Eclosionó, abrió la boca, el rictus y el ademán, y comenzó a hacerse oír. Sus propios compañeros y compañeras de partido le miraban asombrados.Empezó a declararse como un hombre sin apenas ideología, que sería capaz de sacar a la nación de su profunda crisis, y hasta generar prácticamente el pleno empleo...¿Se habría vuelto loco?
Escaló y escaló posiciones en su partido, y sus soflamas empezaron a encender los atentos oídos de los empresarios y financieros del mundo. Aquel hombre bello, de voz contundente y de físico espectacular, afirmaba que el amigo dinero iría entrando poco a poco en su país, generando de esta manera toda la satisfacción entre sus conciudadanos. Y tras triunfar en el Congreso de su Partido, y lograr de esta manera ser el número uno, y serio aspirante a lograr la Presidencia de su país, James Sing comenzó a hacer viajes y más viajes al extranjero.
Visitó los centros de poder más suculentos y suntuosos del capitalismo, se entrevistó con los mayores y más diversos magnates del petróleo, cenó con los Presidentes de prestigio y dinero más proclives a la inversión, prometió adherirse a todas las gerras estratégicas y riquezas establecidas, y finalmente su tenacidad logró los frutos deseados.
Las grandes fortunas y empresas comenzaron a llegar e invertir en su país, empezaron a crearse nuevos estímulos económicos, el dinero comenzó a fluír, y los empresarios comenzaron a adorarle. Tenía y era, todo lo que podían esperar, pensaban los empleadores.
Logró ganar las Elecciones Generales, y el paro comenzó a disminuir. Los ricos empezaron de nuevo a nadar en el dinero a espuertas, y la ola de fertilidad económica alcanzó a las clases más pobres. La gente comenzó a tener la oportunidad de trabajar de nuevo.
Disminuyó tanto el paro, que su éxito descomunal hizo quedar atónitos hasta a los más ultraconservadores del Sistema. El dinero, circulaba a espuertas por todas la ciudades del país natal de James Sing. Lo había logrado. Era un triunfador.
Poco sabemos de la vida privada de aquella gran esperanza blanca, la cual se había convertido en toda una realidad plasmable de opulencia y de riqueza general canalizada.
Solo son maledicencias, seguramente de envidiosos, o de mujeres que le deseaban rabiosamente en silencio. Estas últimas, afirman que cuando cae la noche, llegan a su habitación las prostitutas más caras del mundo portando siempre un potente látigo. Y que tras golpearle las nalgas con contundencia hasta hacérselas casi carne viva, James estalla de placer y se vuelve real y feliz como un desnudo niño que se nutre finalmente de la leche de una teta.
-DICEN QUE HAY MUCHOS COMO ÉL-

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