Eran jóvenes. Son jóvenes. Aparentemente, no saben del romanticismo. Pero a veces el amor llega inevitable, y los ojillos se ponen como corderillos tiernos. Todos los que estamos bajo la inevitable presión del amor, lo sabemos.
Ella es una chica de hoy. Se llama, Inga. Tiene treinta años y pertenece a una familia acomodada. Su presunto amor y que lo diga ella misma, se llama José Alberto. Pero , ya sabéis. Ambos dicen que solo son amigos y que la convivencia les aterra. Quizás haya algo más. Es muy posible.
Inga trabaja de modelo. A pesar de que ya no está en la edad, hay una magia juvenil en ella que la envuelve hasta la raíz. Es hermosa de los pies a la cabeza. Mucho.
¿Qué decir de José Alberto? Que a sus treinta y dos años posee un físico igualmente destacado, que nutre de noticias de actualidad a muchos servidores de la información, y que las mujeres saben que eso es un partido, y que lo demás es negarse a ellas solitas la realidad.
A Inga que no le digan lo que ha de hacer en la vida, ¿ok? A Inga la chifla la libertad, y el amor la atenaza a veces en la duda. Inga, siempre será Inga. Y si alguien decide quién sabe algún día optar a su amor, deberá tener claro que ella es como las águilas salvajes de la montaña. Libertad absoluta. Quizás ponga pronto una tienda de moda.
José Alberto e Inga, se conocieron en una fiesta. Como suele pasar. Chica guapa se fija en chico guapo, y viceversa. Es evidente que se gustan, pero tienen poco tiempo y no quieren problemas. ¿No sería hora ya de que sentasen la cabeza? ¡¡ No !! Si no quieren...
INGA: ¿Por qué no me has cogido el teléfono a la primera, José Alberto?...
JOSÉ ALBERTO: Coñe,Inga. Porque ha surgido una noticia, me han pedido velocidad, estaba currando como un cerdo, y no te podía atender,¿ok,Inga?
INGA: Ya veo que andas liado, ya...
JOSÉ ALBERTO: ¿Cenamos juntos esta noche,Inga?
INGA: ¿Esta noche tiene que ser?... Es que he quedado con unas amigas, y eso de tenerlas que decir que ya no puedo ir porque voy a estar contigo,José Alberto...
J.ALBERTO: He de dejarte, niña. A las diez en la puerta del restaurante Botanic´s. Hasta luego, Inga...
INGA: ¡Pero, José Alberto! ... No me...
Sí. Colgada. El teléfono se ha cerrado a la comunicación. Inga se enfada. ¡Qué se ha creído ese tonto! ¿Que por cerrar así de modo precipitado las cosas se va a ganar más fácilmente sus favores y sus tonterías? Pues, va dado. Si ahora son las ocho de la tarde, hasta las diez queda demasiado tiempo. Que le den. Con no ir,-piensaInga-, el tema está resuelto. Pero...,¿es que se ha atrevido a encargar una mesa para dos en el restaurante Botanic´s solo por la jeta, el espabilado José Alberto?... ¡Será posible!...
Pero una hora más tarde el chip de Inga se ha modificado. No encuentra nada que ponerse. Y mira que no es por ropa, sino por ganas de gustarse a sí misma. Va a ir a la cita con José Alberto. Pero que se prepare. Que esta vez le va a decir a la cara cuatro cositas...
La mujer sale a la calle y se apresura a tomar un taxi. Cinco minutos más tarde, la bella Inga ya tiene delante en la misma puerta del restaurante, a su amigo José Alberto.
INGA: Hola.
JOSÉ ALBERTO: No te digo que estás guapísima porque no sería justo. Sencillamente, eres muy guapa...
INGA: Y tú, un jeta...
J.ALBERTO: Pero Inga, si tu sabes que yo lo hago para que...
INGA: Oye,guapín,¿qué te has creído,niño? Primero, casi me secuestras diciéndome que viniera y ya, y sin consultarme nada y al sitio que tú decides y a la hora que te da. Y quiero que sepas que estás muy equivocado, José Alberto...
J.ALBERTO: Creo que cuando tienes razón, es mejor ser humilde y reconocer que es impecable lo que me dices. Pero también lo es, que esta noche pareces una diosa, Inga...
INGA: ¿Vamos a entrar de una vez en el restaurante o me vas a tener toda la noche aquí?,¿qué dan de cenar en este sitio?
J.ALBERTO: Lo que más te gusta a ti. Hay mucho tema vegetariano y...
INGA: Anda y entremos de una vez, caprichoso...
J.ALBERTO: Je,je,je...
Cuando dan de cenar bien, es que dan de cenar bien. Es un lugar romántico, suave, intimista, algo audaz. Tras los postres, las miradas de Inga y José Alberto se juntan. Él le pregunta si le ha gustado la cena, y ella le dice que por qué pregunta tantas tonterías. Pero, se siguen mirando a los ojos sin decir nada. A veces, los silencios son elocuentes. Pero Inga decide entonces hablar. Que le den a José Alberto.
JOSÉ ALBERTO: Pero,Inga, ¿por qué rompes la magia?...
-FIN DEL CAPÍTULO 1 -
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