En el capítulo anterior, os presenté a Inga y a su amigo José Alberto. Jóvenes y actuales. Orgullosos de ser vanguardistas y modernos. Inga es absolutamente independiente. Ella transita por los últimos metros de su carrera de rutilante modelo, y su amigo José Alberto ha empezado muy fuerte en temas de comunicación. Ya han cenado en el restaurante Botanic´s , y el hombre, caballeroso, se ofrece a llevarla a casa. JOSÉ ALBERTO: Sube,Inga. Te llevo... INGA: ¿A dónde quieres llevarme, José Alberto? J.ALBERTO: Si quieres, te acerco a tu casa, Inga... INGA: Te lo agradezco, pero no. Te tendrías que desviar mucho y ya es muy tarde. Gracias,pero no... J.ALBERTO: ¿Y vas a dejar que me vaya solo con el coche,Inga?... INGA: ¡¡ Taxi !! Ciao,J.Alberto... ¡Ah,no! Ella es muy independiente y ni desea ser una carga para nadie, ni un caramelo a placer para el tonto de José Alberto. Inga toma el taxi y se dirige a su casa. Sube, se desnuda, se ducha, se acuesta, y sigue pensando en José Alberto. Será el licor. Inga se dice a sí misma que quizás no haya hecho bien al no subir a su coche. Pero tiene que marcar las distancias, y la realidad se impone. Solo es su amigo. De repente suena su móvil. Es José Alberto: "Inga,¿ya te he pillado dormida?"... INGA: Sí. ¡Buenas noches! J.ALBERTO: Buenas noches,Inga. Al día siguiente, el agente de las modelos que lleva a Inga no lleva buena cara ni buenas noticias. Es homosexual, encantador y como un amigo más. INGA: ¿Qué te pasa ,Daniel?... DANIEL: Que no quieren que vayas a Milán,Inga. La he cagado. La culpa es mía. Se me ha escapado que tienes 30 años, a pesar de que sabes que eres de la élite de mi grupo de chicas. Y el tarado ese de Italia, se ha empeñado en que el límite lo ponía en 27 años y... INGA: Vamos, que no voy a Milán... DANIEL: Lo siento,Inga... INGA: ¿Temen que tenga celulitis o las tetas caídas, Daniel? DANIEL: Son maniáticos, y no pueden entender la realidad... INGA: ¿De qué iba el desfile,Daniel? DANIEL: De lencería, Inga. Y tú sabes que ahí eres un cañón. Ellos se lo pierden... INGA: Vaya,lencería..., ¿y ahora cuándo me toca desfilar,Daniel? DANIEL: No te preocupes, que cuando vengamos de Milán ya te aviso,Inga. Lo siento de verás. INGA: No lo sientas. Adiós. Inga sale de la agencia de modelos con cara de circunstancias. Le hacía mucha ilusión Milán. Pero ahora lo que necesita imperiosamente es ir a casa y verse en el espejo. Necesita verse las carnes y tomar decisiones. Ya en su casa, Inga se desnuda fieramente lanzando los zapatos de largo tacón por los aires. A continuación y con rabia sin disimular, se lanza sobre el armario y se calza la lencería más sexy. Y empieza a posar delante de su espejo. Una hora más tarde, sigue su personal desfile. Decididamente, los de Milán se han equivocado. Inga está totalmente segura, y decide sonreír como pocas saben. INGA: José Alberto,¿sabes que no voy a Milán?... J.ALBERTO: Es que estoy trabajando ahora y..., ejem,¿que no vas a Milán?,¿cómo es eso,Inga?... INGA: Supongo que culpa del agente, que no hace las cosas bien y... J.ALBERTO: Je,je,je,¿alguna lorza de más,Inga?... INGA: ¿Insinúas algo,cabrito? J.ALBERTO: No te enfades,mujer. ¿Es que te has hecho tan vieja que ya no aceptas las bromas, Inga? Je,je,je... INGA: ¿Qué no has dormido hoy bien que no paras de hilvanar sandeces,José Alberto?... J.ALBERTO: Te veo contrariada,Inga. Y esa no eres tú. Tú me has enseñado siempre la entereza frente a la adversidad... INGA: No estoy apenada,José Alberto. Lo único que te he dicho es que no voy a Milán. Es todo... J.ALBERTO: ¿Te gustó nuestra cena en el Botanic´s ,Inga? INGA: No estuvo mal,¿por?... J.ALBERTO: Otro día hemos de repetir,¿vale,guapa? INGA: ¿Y eso de guapa?,¿qué confianzas son esas, José Alberto? Solo somos amigos,¿vale? J.ALBERTO: Me he limitado a describirte, Inga... INGA: Ciao, José Alberto. Tras colgar, Inga piensa reflexionar sobre su proyecto de poner una tienda de ropa y abandonar las pasarelas. Los años no pasan en balde y la vida, sigue. De nada sirve lamentarse. Además no tiene que haber dudas sobre su belleza. Si no quieren su cuerpo los modistos, allá ellos. Nunca podrán imaginar lo que se pierden esos pedantes. Por cierto, que Inga piensa en José Alberto. Solo hay una palabra que le define bien: es un poco tonto...
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