martes, 6 de octubre de 2009

-NUESTROS MAYORES-

Pienso,que la aceptación que tenemos los más jóvenes sobre los ancianos,no es precisamente la mejor.No les vemos activos,nos molestan,los notamos como una carga,y hasta en casos extremos los dejamos abandonados en las gasolineras. El anciano no tiene el aspecto de triunfador que la sociedad acepta.Tiene arrugas, camina lentamente y con dificultad,necesita depender de unos y de otros,no nos hacen gracia sus chistes o músicas de otro tiempo,ya no caminan en la evolución progresiva que los nuevos tiempos requieren,y hasta parecen encallados definitivamente en la manía y en el ayer absurdo. Mientras os escribía esto que leéis,me ha venido a la cabeza la idea del viejo de la tribu,venerado y respetado en otras culturas no occidentales.Pero esa idea,del anciano como sabio experiencial no encaja en un mundo que se mueve contínuamente de cara al futuro, y que no se detiene.Y los viejos no pueden seguir nuestro ritmo, y han de detenerse.Esto,nos jode. De modo,que la idea que da sentido a este escrito sobre los viejos,nos camina por el sabor añejo de lo vivido,o de la costumbre,etc,sino por una forma de ver las cosas que tiene que ver meramente con intentar ponerse en el lugar del viejo. El anciano,es vulnerable.Está más desprotegido.Es como un niño grande en muchos casos. Al anciano hay que entenderle.Ya no puede correr como los jóvenes,se fatiga porque el paso de la edad es inexorable,no puede pensar agudo porque las células de su cerebro también enlentecen,y nuestro cuerpo tiene un tiempo de apogeo y otro de declive.Somos así. Un viejo ha sido niño.Y joven,y maduro,y sesentón, y todas las etapas vivió.Tuvo padres , hermanos,mujer,hijos,nietos y hasta bisnietos.El anciano está ahora en una fase que todos vamos a pasar aunque tratemos de disimularlo.Algún día seremos viejos,y nos notaremos con poco vigor,y nos sentiremos más cerca del final del contrato vital con unos nietos en nuestro regazo. Seremos viejos como ellos.Y nos meterán en un geriátrico, o cogeremos el alzheimer, o nos romperemos la cadera y necesitaremos una silla de ruedas o una persona que esté todas las horas con nosotr@s para ayudarnos a combatir la vulnerabilidad y la soledad. Por eso es que a mí los viejos no me caen mal.Ni cuando se ponen pesados o menores.Porque les miro y me veo a mí chocheando como ellos,y me gustaría que me levantaran si me cayera,o que me echaran una mano si lo que llevo en las manos pesa ya demasiado, o que me llevaran en autobús a ver mundo cuando ya no estuviese en edad de conducir un coche propio,o sencillamente que cuando la senectud me pasara factura,hubiese compasión.Y comprensión. Aunque sea por egoísmo, y porque estamos aquí por ellos,los viejos deberían ser considerados socialmente mejor de lo que lo están.Está de moda ser joven e independiente,pero esto es solo una fase de la vida.Llegará un momento, y sin dramas ni tristezas,en que hasta los niños de hoy serán ancianos.Porque es natural que así sea. -¿VERDAD,ABUELO?-

4 comentarios:

Me alegra mucho que saques este tema de nuestros mayores, Mago.
Apenas se habla porque parece que nos dé grima, en realidad no es
más que cobardía, miedo. No nos apetece pensar en él, nos gusta
tan poco que intentamos ignorarlo y con eso lo único que consegui-
mos, -además de engañarnos-, es abandonarles.
Ya nos acordaremos..., ya nos arrepentiremos..., de cerrar así los ojos,
en lugar de encararlo abiertamente, de ser capaces de ver , tanto los
incovenientes, como las ventajas. Son muchas más ventajas de las
que nos pensamos: ser realistas, aprender , tanto de sus experiencias
como de sus circunstancias, para prepararnos antes de que lo pasemos.
Además, es de conciencia, antes nos han ayudado ellos y ahora nos
toca a nosotros.
No digo que sea fácil, sé que supone un esfuerzo y por eso nos los qui-
tamos de en medio. Ponernos en sus circunstancias es la única mane-
ra de entenderles y ayudarles.
Tienes razón al decir que esta sociedad no solo no nos acerca, sino
que nos aleja de ellos. Una sociedad tan preocupada por la imagen,
por parecer siempre jóvenes, no puede asimilar semejante desgaste,
no quiere ni pensar en ello.
El deterioro físico y mental, sí, lo que nos cuesta hasta hablar de am-
bos, y no digamos ya aceptarlo y contar con toda naturalidad con ellos.
Qué equivocados estamos, qué torpes somos; ¿cómo podemos dejar-
nos llevar tanto por lo que dicen otros?, aún sabiendo que la mayoría
de las veces no es más que un negocio y que nos engañan como a
tontos. Basta un accidente, una enfermedad, para quedarnos pillados;
solo entonces, caemos. Pero claro, eso nunca nos puede pasar a noso-
tros, eso es solo para otros...
Voy a ponerte unas frases entresacadas de Jodorowsky y vienen al
caso: “El placer de envejecer, de aceptar los cambios que hay en la
vida y uno no puede controlar. Una cosa es el inevitable dolor que
te producen y otra empeñarse en convertir ese dolor en constante
sufrimiento.”
“Cuando eres joven, eres un cuerpo q tiene espíritu; a medida que
envejeces, te vas convirtiendo en un espíritu que tiene cuerpo.”
Ojalá aprendamos algo y cambiemos.

Me alegro que coincidamos en buena parte en la substancia de mi escrito,Nina.
"Un espíritu que tiene cuerpo".Muy bello,amiga.
Esperemos ese cambio que tu señalas.
Besos!!

Aún estamos lejos de llevar a cuestas a nuestros viejos porque el temor a la enfermedad, a la muerte, nos recuerda lo frágiles que somos en la mitad de la vida. Cómo dice Nina(a) nos acobardamos ante el impudor sin pensar que ellos fueron cuerpos sanos, mentes despiertas, tuvieron deseos, esperanzas y ahora sólo quieren vaciar sus ojos y dormir... Es como si al acercarnos a ellos supiéramos, de repente, la inutilidad de todo... Es como si al mirar sus ojos sin brillo viéramos la muerte, cuando ellos sólo quieren descansar placidamente.
Nos preguntan sin hablar y no queremos responder. No tienen miedo. Eso es lo que no comprendemos y por eso no contestamos. Quizas nos compadezcan...

"Nos preguntan sin hablar y no queremos
responder".Me quedo con esa frase,Mangas!
Abrazos!

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