Será hoy. En Brasil. En el circuito de Interlagos. A las cinco de la tarde en España. Hora bien taurina. No es, ni será nada fácil. Pero hoy Fernando Alonso, se la juega. Saldrá mal posicionado. Desde el quinto lugar. Pero le quedan dos grandes premios, y ha de intentarlo. Ha de salir como un matador y a por todas. Interlagos no es circuito fácil para nadie. Y menos, cuando se está con la necesidad de ganar o de eliminar definitivamente rivales directos. Ojo a Hamilton, que está enrabietado y hoy se juega su última opción si desea ser campeón mundial. Hoy se anuncia trisca en Brasil. Parece que se liará parda. Cuatro o cinco coches aspiran a ganar. Y entre éllos, los rapidísimos y sorprendentes Red Bulls. Frente a estas escurridizas y veloces máquinas, Fernando Alonso lo dará todo. Asturias y toda España, estarán hoy expectantes. La Fórmula 1 es una cosa de gente de dineros y de sofisticaciones mecánicas. Y de límites insospechados, desde una tecnología al servicio de la velocidad. Es espectacular ver a los monoplazas devorando las curvas, y a las ruedas soportando unas rozaduras imposibles con el asfalto. El tema de los repostajes añade suspense a la prueba. Los coches no deben ir cargados a tope en sus mochilas de gasofa, porque los kilogramos son básicos para tener o dejar de tener opciones de éxito. Los muchachos de las distintas esuderías, se afanan en ser y estar prestos y eléctricos. Es fundamental a veces. Que la milicia, funcione. Y, Fernando Alonso. Uno de los mejores pilotos de los últimos tiempos. Una especie de Fittipaldi de nuestro tiempo de coches megasofisticados y actuales. Fernando Alonso tiene la mollera dura y no conoce el miedo. Le va la marcha. Es, con Hamilton, el mejor piloto que hay. Pero su Ferrari no ha estado este año a la altura que muchos imaginaban. Este año se han llevado el gato al agua los Red Bulls, incluso por delante de los Mclaren. Cinco de la tarde. Asturias, España, Interlagos, Brasil, y alguien al volante de un emblemático Ferrari: Fernando Alonso. El asturiano desea ser tras algún año en blanco, campeón mundial. Seguro que nos hará vibrar y nos pondrá los pelos de punta, por el riesgo y la emoción. Sacará la casta, y si el coche le va bien, puede lograr otra proeza para nuestro deporte español. Ojalá lo logre. Por unos minutos, la televisión cesará de darnos las imágenes del Papa en Barcelona, y se centrará en Interlagos y en la Fórmula 1. Y todo serán prisas, y comentarios atropellados por la emoción. España mirará al coche de Fernando. Yo, lo haré. Quiero ver emoción, en una tarde donde también juegan en domingo y más tarde el Barça y el Madrid sus partidos respectivos. Que gane el mejor en Interlagos. - ¡Y QUE SEA FERNANDO! -
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