martes, 16 de noviembre de 2010

- EL OTRO DÍA -

El otro día, y mientras andaba tranquilamente por un jardín, me encontré a un hombre con gesto extraño. Al ver que me acercaba, pareció esbozar una tímida y hasta temerosa sonrisa. El hombre aparentemente extraño, estaba sentado en uno de los bancos del jardín, y al verme pasar aprovechó para preguntarme la hora. La mera excusa del hombre de rara expresión,me dió oportunidad de poder observarle más de cerca. Y se notaba soledad en él, y como consecuencia, ganas de que me sentara y le proporcionara conversación y compañía.
Intuyendo sus deseos, decidí tomar asiento a su lado. Y con una audaz franqueza, le pregunté si tenía problemas, e incialmente me dijo que no.
Yo, sonreí irónico. No me creía nada, y el hombre lo notó y me preguntó acerca del porqué de mi descreimiento. Yo, me limité a decirle: "Porque está usted llorando por adentro"...
El hombre, un tanto sorprendido por mi franqueza, se quedó mirándome entre perplejo y asustado. Y yo, seguí sonriéndole. No deseaba causarle tensión alguna. Hasta que, finalmente, decidió contarme sus cosas, y dijo: " Sé que se va a ir en cuanto abra yo la boca. Tengo miedo. Es usted muy perspicaz. Y lo jodido es que no soy ni un asesino, ni un ladrón, ni le hecho nunca el menor daño a nadie. Soy homosexual. Ni mis padres lo saben, ni tienen el menor deseo de saberlo. Porque además yo nunca se lo diré. Me da pánico salir del armario. Me gustan todos los hombres de este mundo, pero no puedo decirlo. Se lo cuento a usted, porque seguramente me ha pillado en un día bajo y tonto "...
"Sí. Soy gay hasta las cachas. Soy maricón. Sí. Mariconaza hasta las trancas.Pero no es nada fácil dar el paso. Todo el mundo me rechazaría. Todos. Me dejarían completamente solo, y eso es absolutamente angustioso y asfixiante... Por cierto, que me extraña que usted no se haya ya levantado y procedido a abandonar este asiento junto a mí. ¿No será acaso usted homosexual como yo, amigo?...
Le dije que yo no lo era, pero que entendía la naturalidad homosexual, y que no me perturbaba hablar con homos, sino con gente angustiada como él. Que lo que me molestaba de él era que no fuese valiente y que no se atreviera a dar el paso arriesgado, natural y decisivo. Su paso.
El hombre, me interrumpió y me dijo: "Pero usted es como todos. Un perfecto hipócrita. De esos que afirma que nosotros bien, y que nos merecemos todos los derechos y todas esas cosas. Pero estoy convencido que por detrás hablará ascos de nosotros, y que me pondrá a caldo, y que no podrá descabalgarse de su demagógica conducta hipócrita"...
Aguanté el tipo y le pregunté que a qué se dedicaba. "Soy cura", me contestó.
-NO ME SORPRENDIÓ-

2 comentarios:

A mí lo que me sorprende es que te sentaras al lado de un maricón, mago.

Anónimo proclerical.

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