martes, 8 de abril de 2014

- MI ESCAPADÍSIMA -



Huír. No sé si para desconectar o para reconectar, o recolectar, o cuál es el término de más rigor que defina mis deseos más acuciantes e imperiosos. Me presento. Soy María, estoy separada, cuarenta años, trabajo en el despacho más esclavizador y estresante del mundo, tengo agua y frío aquí por el norte casi siempre, y ¡me gusta el sol! ...
El calendario laboral me propone una ilusión. Sí. Casi libidinosa y totalmente libertina. Y en esta semanísima santa y de vacación, te aconsejo que no se te ocurra buscarme. Porque ya procuraré no estar. Todo me va a importar un pepinísimo, voy a tomar mi auto, voy a plantarme en el aeropuerto que tenga más a mano, y no quiero saber ni mi nombre ni mis apellidos. ¡Nada! ...
Lo que decía al principio. Huír. Desaparecerme como el avión de Malasia, no van a haber sensores para detectarme ni rastros de mi olor en el trayecto. Ya estaba bien. Ahora toca mi venganza. Mi sueldo en el trabajo es suficiente para que me suelte el pelo y llene mis alforjas de bikinis más que breves.
Necesito la playa, la suavidad, y la belleza de los señores que me gustan. Ya huelo la libertad a días vista, y siento ese calor tan cercano. Voy a ser una perfecta y voluble chiquilla adolescente maleducada y gamberrona. Lo necesito. Quiero descalzarme el chip y desnudar mi piel de preocupaciones. Y sobre todo, desabrocharme los horarios y la rutina, y que cuando regrese me entre si quiere la depre o el bajón, pero ahora toca subir y gozar.
No pienso pensar. Ni planificar. Solo quiero sol y buena temperatura. O, un buen hotel por si en la calle no se puede estar, poder tener mi campamento base y mi anonimato tranquilo.
¿Planificar mis vacaciones? No me interesa planificarme nada. Solo quiero desorden y caos de bienestar. La tumbona y la piel en el sol. Y por supuesto que no soy de piedra. Y si veo que un mozo se me acerca y me dice lindezas, le voy a regalar toda mi sonrisa de mujer para que haga con ella la fantasía que a él le dé la gana. Soy mundana y no iré nunca para beata. Soy real y muy positiva cuando quiero. Se sabrá.
Ni noticias, ni crisis, ni enfermedades, ni problemas, ni agobios, ni incomodidades, ni dificultades, ni apremios, ni colas, ni sometimientos. ¡Nada de éso! ...
Mi semana santísima va a ser un helado fresco en un lugar cálido y abierto, y no hacer absolutamente nada de lo que se puede predecir en mí. Lo que voy a hacer será mi carnaval de holganza, levantarme cuando ya no pueda estar más horas en la cama haciendo la supervaga, y comiendo entre horas, y me temo que el cocinar lo va a hacer aquella que camina por allá abajo ...
Adiós al hogar y a lo cotidiano durante toda una semana. ¿Alguien da más? Y vendré más guapa y delgada, y nadie sabrá mis aventuras en el espacio mío exterior. ¡Tiembla, Sandra Bullock! Porque mi galaxia estará llena de sucederes y de enigmas, pero serán cosas que dosificaré y exageraré a la vuelta y cuando esté de café con las amigas. Presumir o morir.
Estaré atómica y satisfecha, extraña e intrigante, sexy y espectacular, con las pilas cargadas, y dispuesta a arrasar con el calor y con todo lo que se mueva.
¡ADIÓOOOS! ...

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