Es la semana de Jesús. La semana de la tradición religiosa católica. Y en medio de toda élla, Jesús de Nazareth. El hijo del Dios. Ahí. En la cruz. Subiendo el Gólgota de las calaveras en la injusticia romana de la que se libró Barrabás. ¡Oh, Pilatos! ...
Todo el imaginario teológico-religioso se desborda y llena las pantallas y los momentos. Jesús es Superstar. Jesús está en las películas de Mel Gibson, y en Ben Hur, y en todo el clasicismo de Cecille B. DeMille o Zefirelli. Jesús está sufriendo clavado en unos maderos con cara de agonía summa.
Jesús, el enviado. En medio de creyentes y ateos, el revival del nazareno es como una necesidad de golpe de conciencia en un mundo desesperado, cruel y lleno de guerras. Jesús y su imagen abundante y presentada, significa nuestro lado bueno. Nuestro buen yo. Nuestro niño puro que sabe que está haciendo daño al otro o que puede hacerlo.
Vivimos la semana en la que se comercializa la idea de Jesús. Es el momento más alto de su recuerdo. La víctima y el que resucitará. El que dará sopas con honda a los mercaderes del templo, o el que pondrá en solfa muchos asertos del impecable Sanedrín judío. Revolución y paz.
Es el traicionado y el animador. El que será imitado y sacado en procesión en los Pasos de España. Andalucía, Castilla, y en casi todos los lugares de mi país sacarán a los Cristos, y atraerán a gentes de todos los países. Nuestro clima especial propicia la avenida de foráneos en busca de exotismo, sol y luz. Y hasta en Filipinas son literalmente bíblicos y se crucifican en penitencia y todo. Se hacen daño tratando de recordar y de reconocer los pecados. Es el momento social de confesarse y de decirse la verdad. Mejor que en otras situaciones y circunstancias. Látigos y contricciones, sufrimiento y deseos de placer y de recompensa. Eterna protección y también hipocresías.
Jesús es el personaje trending topic de la actualidad. Y en torno a él ahora la gente se mueve y aprovecha sus laborales tiempos de ocio. Los coches a millones invaden las carreteras en busca de relax y de desconexión. Y el viernes en la turolense Calanda, una tremenda tamborrada estremecerá en terremoto los tímpanos de los bisoños y sorprendidos. Solemnidad entre los viajeros.
Jesús. Todos los abriles sale Jesús de las sacristías y se hace presencia activa en el escenario de las inercias y de los atavismos. Jesús da el banderazo de salida del recuerdo de lo que somos nosotros mismos y de lo que podemos ser. Es un referente ético según las Escrituras. Idea que está ...
En realidad no sabemos apenas nada de Jesús. Pero está por ahi. Por los sitios más inimaginables. Por los recovecos de nuestra vulnerabilidad. Es una especie de guerrero ganador que sufre, pero que nos hace confiar en nuestro rehacernos.
Jesús es actualmente una gran utopía incluso para la izquierda ideológica. Nadie pone hoy en día la otra mejilla cuando recibe un impacto. Porque la supervivencia exige leyes y autoprotección, coach y trainers, psicólogos y orientadores, profesionales y retos, abrazos y cordialidad, realismo y 2014, actualidad y acierto, coche nuevo y novedosos enigmas para descubrir, hermosas playas y señoras de bandera, niños correteando por los senderos, y toda la paciencia del mundo. Porque Jesús siempre ha de resucitar.
-DE ENTRE LOS MUERTOS-
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