Brava es sin duda la señora Esperansa. De las que casi ya no van quedando. Se parese a mi Lourdes y a su genio de ancestro. En la sangre de España rompedora e imposible. En esas damas de tronío que no ven las barreras ni las mandangas. Porque son golpes hasta volubles de amor y libertinaje. Una neoliberal del catón. De manual.
Lo que pasa es que la señora Esperansa representa a las gentes y es pública y notoria por muchas ideas que se tengan de antemano y de liberalización. Y lo que no puede hacer, es pararse ahí para sacar el dinero del cajero. Y si la gachí arriesga a pararse, pueden llegar los agentes de la Movilidad o como se llamen, y llamarte claramente la atensión. Es una posibilidad.
Y si además hay moto por el suelo a causa de unas demasiadas prisas bien poco justificables, entonces lo que tiene que hacer doña Esperansa es parar su troncomóvil y comprobar si le ha hecho daño a dicha moto y tal, como mandarían los cánones.
Es ahí mismito cuando no debes detenerte y lanzarte a la carrera a ver si te quitas a las personitas de en medio, la persecución, y todas las cosas que sobrevienen cuando te crees que nunca ha de pasarte nada.
Mi Lourdes también es indisciplinada y potente como un bólido libre, pero sé que si a mi gordi se le cae la moto o le dicen que se pare, élla se detiene y no se mete en audacias aunque lo discuta de boquita todo que buena es. Porque me quiere, y piensa en mí, y sabe que podía haber provocado un disgusto en carretera, y porque me tiene muchísimo sentido común.
Para mí, que soy el Carlos, lo que veía venir era lo de la guasa y lo de las incomodidades posteriores. Como doña Esperansa dice que no ha pasado nada y que todo es injusto, entonces las redes sociales han estallado de humor y fuego, de creatividad, de talento y de eco. No se han guardado nada nadita.
Y le han dicho a doña Esperansa que no tenga ese pulso social. La han censurado, criticado, estirado, y carnavalizado. Han hecho su justicia con toda idea y oportunidad. Y el humor se ha hecho inevitable y se ha competido mucho. Era más fácil que una evidencia lo que iba a suceder.
Porque el ciberespacio y las globosferas, ganan siempre te guste o no. Es el rey y el paraíso de la libertad, de los libertinajes, y de la cosa caliente que te sale pronto y que necesitas hacer y opinar.
Que si doña Esperansa ha de fichar por Ferrari, que si un mundo sin barreras, que si es la heroína al volante capaz de derrotar a todos, que si Esperansa en los circuitos, y hasta Esperansa en toda la sopa de ajo nacional. La "trending topic" ésa, vamos. La más mirada y vista. La one. Como la modelo deseada o la dama del hierro. Como la mujer excesiva en un mundo dominado por lo previsible. Como el partido de fútbol del Atlético de Madrid, o el propio sorteo de la lotería. Todos ahí a verla.
Mi Lourdes, me dice que eso de ser la mejor no la gusta a élla. Y que más modestitamente se pasa mejor, y con menos agobios. Que, a veces, siempre es mejor pagar los malos ratos, agachar la cabellera y escuchar y obedecer a lo que te digan. Sales ganando.
No seré yo quien defienda a la Aguirre. Porque eso me temo que poco ha de hacerse en este caso. Está la imagen que das y el ingenio cibernauta. Y a nosotros nos mola jugar con los árboles caídos y nos reímos mucho con los resbalones del poder. Se llamen Esperansa, o Paquita o Eduvigis. Da exactamente igual. Ya lo sabe para otra vez, señora.
¡OSÚ!
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