Gabriel García Márquez. Me da todos los apuros escribir acerca del mito de las letras. Mi escribir se ruboriza ante la magia de un coloso. Ha sido el último más grande que honró a Miguel de Cervantes Saavedra. El mejor. El maestro y la gran referencia.
Pero yo no soy crítico literario ni nada de éso. Solo soy un eterno aspirante a escribidor. Y soy feliz escribiendo y creando mis romancerías y mis características. Dejo pues a los que saben, que glosen sus "Cien años de soledad" y toda su magia creativa. Yo, hablaré solo de cómo le percibí. Con permiso y respetos, Maestro ...
Veréis. Sinceramente, yo lo que destaco a través de Gabo, es la ruptura de todos los estereotipos entre nosotros los blancos, y los españoles, y los europeos. La desaparición de las razas en literatura.
Sí. Los indios ya no podían ser seres menores. Porque de repente un colombiano bajito e irónico desafiaba a todo y a todos. Sí. Un desconocido, uno de otra raza, un pobre, un estigmatizado por unos esquemas brutales decidía ser valiente. Y enorme podía ser. Y se sacó de la magia y de la manga una cosa llamada Macondo, y un lenguaje nuevo y lleno de dinero de talento. Macondo, otra realidad dentro de nosotros todos, un nuevo río de fertilidad y de inteligencia que parecía convivir o cohabitar con una realidad frustrante y hasta lejana.
La magistral provocación de García Márquez sonaba a primavera suave y potentísima. Creaba como un dios. Imaginaba y contaba con la energía y la suavidad de los inimitables y de los elegidos. ¡Insólito! ... ¿En la América Latina de su Colombia, de sus Méjicos, de su Cuba de Fidel, y en todos los sitios donde le entendíamos, podían pasar cosas tan destacadas?, ¿podía jugar en la NBA y en el Olimpo de otros pueblos insolentemente calificados de superiores? ...
Sí. Esa afirmación jodió mucho. El bajito y elegido Gabo, demostró la sangre expresiva, y que las letras podían ser una excelente aventura de reivindicación. Y salió el boom de la literatura latinoamericana, el cual ya nadie en su sano juicio puede llegar a discutir.
Gabo subió a la montaña, y una vez coronado el pico y la cumbre les dijo y nos dijo a todos desde la libertad que hiciéramos el gran favor de acceder también a la gran atalaya. Y desde ahí, nos mostró con sabiduría y como un Moisés especial, toda la dignidad hurtada y secuestrada. Y, posible ...
García Márquez reconquistó América, y Europa, y a todas las almas talentosas y sensibles. Con la facilidad de su ingenio nos mostró que nuestros activos pueden ser imparables en su magnificencia. Y que la vida es bonita, y que hay que inventar Macondos, y realismos mágicos, y compromisos combativos, y políticos reales, y nunca perder la retranca y su ironía serena de la gran sonrisa de la paz.
Ahí queda su traje regional en Suecia con los blancos cuando el Nobel, reivindicando todas las potencias mayúsculas latinoamericanas de la lengua castellana. Su raíz personal y enorme.
Se va un gran padre. Un Mandela del escribir, un combativo irónico que abrió mundos y ciudades. Y que despreció las guerras, las injusticias, y que se rió a su estilo de todos los grandes canallas.
-MI EMOCIÓN-
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