Ayer le veía y escuchaba en CNN+. En la citada televisión. La polémica había saltado hacía unos días. Un tal Tomás Gómez había decidido no escuchar al Presidente Zapatero, aconsejándole que dejase su candidatura a las elecciones autonómicas madrileñas a su compañera y actual ministra Trinidad Jiménez.
Sí. Ayer le vi. Tomás es joven, tiene cierta apostura, pero muchos inconvenientes. El discurso de Tomás se aferra a la rigurosidad en su opción política, y no quiere escuchar más. Es una opción legítima. Pero no sabe lo que hace.
Porque Tomás es un político del montón, gris, uno más, que vocaliza deficientemente, que su sonrisa no llena la pantalla, que no parece ser la alegría de la huerta, y que no comprende que hoy en día la política está asaetada de imagen, popularidad y telegenia presencial.
Tomás carece de tal capacidad para generar expectación y sorpresa, por mucha ilusión y empeño para mostrarse guerrero que le meta, y sin punch político para ganarle a Esperanza Aguirre. Sí. Lo triste de Tomás, es que no lo sabe. Y si lo sabe, lo disimula bien.
En cambio, Trinidad Jiménez. En cambio, Trini... No se trata de ser más conocida o conocido, sino de tener una personalidad que enganche a la gente frente a la televisión, frente al mitin, o frente a un cotidiano discurso. Trinidad sí que tiene ese glamour. Ya no digo que incluso para mostrar victoriosidad ante la férrea y poderosísima Esperanza Aguirre, pero sí al menos para generar enganche y llevarse muchos votos de indecisos.
Al contrario que tomás, Trinidad saca su melena mediática y su sonrisa de aplomo, y aunque se se sepa muy bien lo que esté diciendo, te mantiene vivo y fresco frente a la tele.
No es el morbo entre dos "aspirantas" a uno de los sitios más caros de cobrar como es la cumbre de la Comunidad de Madrid. No es éso. Es, la potencia expectativa entre dos fuertes personalidades, y con verdaderas opciones de victoria electoral.
Así vi yo ayer el tema Tomás Gómez. Que su voluntarismo y ambición, chocan contra una realidad que precisa de desaburrrir al votante que mira. Y en efecto, el entreternos no parece el activo de Tomás Gómez. Tomás no genera sino tedio. El día que en la tele sea entrevistada su rival de unas primarias, en mi opinión innecesarias aunque legítimas, no se aburrirá nadie. Porque Trini, sí. Trini tiene muchas cosas que los votantes esperan. Y las votantes.
- Y TOMÁS, NO -
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