Dos chicas cualquiera. Treinta y pocos años ambas. Se llaman Ana e Isabel. Muy naturales las dos. Y muy felices. Desde siempre supieron ambas que eran lesbianas, y que no les gustasen los hombres no constituía la fundación de las bases del fin del mundo. Ana e Isabel,son pareja. Y de hoy. Desde un principio tuvieran claras las cosas.
Las dos mujeres viven en España. En el actual mes de Agosto, y sobre todo, en dos mil diez. No sienten el rechazo machista general y de siglos, como algo especialmente amargante o de disgustos. Nada de éso.
Porque Ana e Isabel tienen los pies en el suelo social. Y hace demasiado tiempo que no se sienten, ni distintas, ni bichos raros. A pesar de ser jóvenes, sus infancias y adolescencias están llenas de vivencias curtidoras que las llevan a ser prácticas y muy poco polémicas cuando se suscitan los debates. ¿Para qué enrocarse en laberintos que no llevan a ningún sitio?...
Ana e Isabel, se quieren. Llevan ya dos años juntas, y en lo que menos piensan es en el futuro, ni en ir a casa de una vidente para que les lea las cartas y les diga el porvenir. Ambas piensan que el futuro juega a su favor. Pero, desde luego, no es un tema que absorba sus mutuos pensares.
La gente de su barriada las mira mal. Sobre todo, cuando un día las vieron besándose en los labios, y otro día y siempre, con las manos entrelazadas en su ternura afirmada. Ana e Isabel saben que son tomadas por raras, bolleras, frescas, golfas, inmaduras, locas, y todo tipo de machistas y temerosos sambenitos ofensivos.
Que el viento se lleve las penas de los que así piensan. Ana e Isabel hacen con su amor la coherencia de sus conciencias respectivas. Hacen sexo entre sí cuando les sale del bolo, y cuando quieren y desean. Y sobre todo, se miran embobadas, se ríen felices de los memos y memas que las critican, y tienen mil proyectos entre las manos. Y uno por encima de todos: ser más felices todavía, si es que éso es posible.
Pero el Agosto de 2010 de Ana e Isabel, tiene los mismos lugares comunes que su amor de los demás meses del año. Ambas tienen claro que el amor puede que se termine algún día, y que han de estar preparadas. Por lo tanto, que ambas tengan un trabajo propio, y un respeto básico, y unos sueldos individuales y propios, es algo más claro y necesario que el mismo agua para beber.
Y lo demás es,la tontería. Que si, pelito corto, cintas, ademanes enérgicos, vindicación, de su sexualidad, objetivos desconcertantes para los tradicionales, o lo que gaitas sea. Ana e Isabel tienen claro lo que son y lo que quieren.
-EN SU CASA NO HAY DIABLOS-
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