jueves, 12 de diciembre de 2019

- FEALDAD -




La conocí en un chat. El ocio nos unió. La soledad y las lógicas de internet. Al principio solo eran risas suyas y audacias mías. Y después nos pasábamos allí las horas dándole con las yemas de los dedos al teclado del móvil.
Ante mi sorpresa, detecté en ella cosas muy halagadoras. Era una entrega acuciante y desesperada. Me lo fue diciendo todo. Hasta que afirmaba estar más que enamorada de mí:" hasta las trancas", me dijo. Y yo pensé que era una fantasiosa y qué extraño era eso en una mujer de más de sesenta.
Sí. Todo me lo dijo en chat. Que se sentía fenomenal conmigo. Yo, no supe qué pensar. Pero ella me atrapaba a través de su discurso. Iba a la suya, apenas me dejaba meter baza, y cuando notaba que yo me aburría, entonces la mujer me llevaba a terrenos íntimos. Sabía seducirme. Y lanzarme un imán cuando yo comenzaba a mirar molesto mi reloj. Despedirse de ella no era fácil. Solo diez minutos después del primer adiós, aceptaba. Y porque yo cerraba la página del chat con rapidez para evitar su apego e insistencia.
Apenas vivía. Y con su marido, con el que las cosas no podían ir peor. Me confesaba que se sentía una mierda, que su marido la maltrataba psicológicamente; que su vida había sido y era un calvario. Que estaba recién operada, que amaba lo tradicional y rural, su lengua raíz, que no veía futuro, que su familia no la quería ni la frecuentaba, y mil males más que parecían afligirla totalmente. ¡Ah!, y que menos mal que yo estaba allí en el chat, que así podía contarme todo su yo y su dolor, y que me tenía sentimientos, y que en su matrimonio nunca hubo amor, y que ella necesitaba salir conmigo de su profunda e insoportable soledad.
Yo, no sabía qué pensar. Se me volcaba con absoluta entrega. Y a la desesperada, era capaz de ofrecérmelo todo: su nombre en el Face, su móvil, su correo, etc. Absolutamente lo que yo quisiera. Finalmente dejé correr el agua del río y demorando sus profundos deseos. Y me di cuenta de que quería que la amara de la misma manera que ella decía que me sentía. Halagador, pero completamente irreal. Y ella insistía para que yo la viera el rostro en internet.
Yo, no quería entrar y pensar que era todo una absurda y halagadora fantasía. Pero un día entré por fin en el Face y pude ver su rostro. ¡Más que fea! Descuidada, desaliñada, con unas enormes arrugas huecas a ambos lados de las mejillas, y al ver aquello me quedé decepcionado y pensativo. Uno no puede querer a nadie por internet. Ni aunque la hubiese detectado con una belleza desmpampanante. ¡Nunca! ...
Al día siguiente le hablé con la mayor delicadeza de su físico. Y ella jugó a hacerse la víctima y la culpable de su fealdad. Y me afirmó que sus dos parejas anteriores a la actual la habían abandonado por ese mismo tema de su ausencia de atractivo físico. Y que yo, había sido un bruto al decírselo.
Yo, le dije que la respetaba. Y que a partir del visionado real de su cara, la apreciaría más y con una dimensión más auténtica y verdadera. Pero ella no lo aceptó y me dijo que era un hijoputa y que todo era palabrería y que me fuese a la mierda. ¡Ah!, ¡y que me cambiara al nick! ...
Yo le dije que no iba a cambiarme el apodo, y que seguiría entrando al chat. Y me dije para mí que nunca la había amado, y que solo el ocio halagador nos había acercado ...
Ella me dijo que estaba llorando a mares. Pero yo ya le dije que no tenía autoestima. Y que una amistad no la rompe una fealdad física. Pero ella insistía en que me amaba y me amaba, y que por mi respuesta entendía que yo nunca ya podría corresponderla. Yo, traté de no entrar en el juego de sus deseos.Y seguí entrando al chat.
Y cuando reclamaba mi fuego de amor, yo la decía que tenía complejo de culpa por ser fea, y que eso decía bien poco de su autoestima. Y que uno no puede aspirar a la integración social si no es capaz de superar la influencia de su físico, agraciado o no. Mas a ella no la convencí jamás. Se enfadaba conmigo y me insultaba. Y cuando lograba calmarse, me suplicaba nuevamente que la quisiera.
El mundo de internet puede ser a veces poco inocuo. Y hay gente que lava su frustración e impotencia en la cueva de un chat. Los dramas se esconden bien en estos formatos, así como las lágrimas, los traumas o los lamentos. En un chat fantasioso de cabeza insatisfecha,cabe todo. Y como ella o aquél, deben haber seguramente miles de casos.
-CON MÁS O MENOS RAZÓN-

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