miércoles, 14 de mayo de 2014

- ISABEL CARRASCO Y LOS ZARPAZOS EN EL PODER -



Inaudito e insólito en España. En mi país. La mujer con más poder en la provincia de León, cae matada y abatida por dos personas cercanas a su círculo. La sangre fría de las asesinas, semeja a las brutalidades de las mafias convencionales.
Todos son poderosos. Están arriba. La finada Isabel Carrasco, semeja a una máquina de ambición y de poder sin límites. Una mujer de bandera, sin escrúpulos y con una potencia de mando imparable. A nadie teme, y por todo lo contrario es en su Partido PP donde la más que respetan. Es una ferrari política que mejor ir dejándola que haga.
Son, protagonistas de luxe. Gentes con carreras, con orgullos y dispuestas a cosas que los demás se pensarían. Las asesinas son chicas bien, y la asesinada una superwoman. En el blindado horizonte y prado atávico del machismo, le da dal al morbo que las protagonistas sean señoras. Las mujeres también pueden encabezar temas truculentos que parecen vedados. Y utilizar la ley del talión y sin miramientos cuando les entra el odio nefando. El machismo se introduce por todos los recovecos y lo incendia todo en asombro y destrucción.
Mientras las investigaciones siguen su curso, hay una gran tentación reaccionaria. El Poder suele ser reaccionario por excelencia y condición. Y en ese momento, surjen el victimismo y la defensa que se convierten en reproche hacia los demás. La idea del ventilador parece iluminar a los cercanos al Poder y lanzan invectivas para tratar de verbalizar su preocupación de modo contundente.
¡Los otros! Son, los otros. Afirman los poderosos que la culpa es de los que protestan y están iracundos. Es una rabia de profilaxis defensiva y ventajera que choca contra los hechos fríos. En el estadio del Poder, casi siempre el peor enemigo suele sentarse en tu mesa y es interior. Lo de golpear hacia afuera es el viejo truco del privilegiado. Violencia es lo que le han hecho a Isabel Carrasco, lo que ha hecho la ETA, los que fueron y son de Franco y parafranquistas, los que le pegan al socialista Pere Navarro, y las tremendas frases retorcidas y cargadas de rigor y de abundancia de mala intención. 
No. A Isabel Carrasco no la ha matado la izquierda. Porque el Poder es monopolista y privilegiado. Hegemónico de la más potente violencia. A Isabel Carrasco la han matado gente de su entorno y similar pensamiento o ambición. Gente de su cuerda y quasi, patológicamente, cruel.
Y el arma arrojadiza y defensiva se descarga oportunista hacia los séis millones de parados indignados, o a la gente que sufre con las medicinas y la educación, o con las personas que no pueden llegar a fin de mes, o que pasan hambre, o que son deshauciadas con frialdad y con nula compasión. El Poder está ciego y sordo. Como suele.
Se ha pasado la raya del concepto de la autoridad. Lo hacen quienes no respetan a nuestra Democracia. La autóritas debilitada por los propios políticos en su descrédito, ha de tener siempre un respeto y una ética. En España no debe haber barbarie bananera. España debe mostrar estupefacción y ejemplaridad, para defender el prestigio de los representantes de nuestra hermosa Democracia que algunos empujan sin miramientos y se quedan igual.
Atacar a un representante político y matarlo es mucho más que grave. Es convertir un hecho social en un descrédito mafioso de hipotéticas luchas clandestinas. Y yo me niego a una España con esas tentaciones sin capacidad de encaje. Deseo que la desgracia de Isabel Carrasco sea la última.
¡NUNCA MÁIS!

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