miércoles, 5 de mayo de 2010

- Y MURIÓ ANGEL CRISTO -

Qué tiempo más distinto. Qué circo más diferente y clásico. Lo de la metáfora de domar leones es verdaderamente significativa. Se entendía como la idea de quitarles maldad a los animales fieros, para que así los niños como yo pudiéramos entre inquietarnos y sentir emociones intensas y encontradas. Eso de domar la fiera interior. Excelente idea.
A mí me importan mucho menos los chismes del corazón. Ángel Cristo fue un hombre , que se quedó varado en otro tiempo. En otra isla irreal; en otro lugar que ya no existe. Fue en sus últimos años un juguete roto y maltrecho, que sirvió a las teles sucias para hurgar en su morbo y en sus relaciones con las mujeres, como con la que todos pensáis ahora. No me interesa que no sea la rigurosidad y la complejidad.
Sí. Ángel Cristo fue el rey del circo y no solo en España. Ángel fue un hombre de gran prestigio allá por los años sesenta y setenta. Era el gran domador. Y además, "de leones". Y ponía la cabeza dentro de las fauces, como hacen esos suicidas maravillosos y de Disneylandia. Ángel fue un empresario emprendedor y jefe de circos, pero en su vida personal le pudo su león interior. Sus demonios interiores y anticuados, incapaces de adapatarse a un mundo y a una sociedad nueva, le jugaron la mala pasada de la derrota. Y no pudo levantar cabeza.
Pero yo prefiero quedarme con el romanticismo, la ingenuidad y la bohemia en mi tiempo infante. Como esos combates de la mítica discutible y feroz del boxeo. Con la idea del hombre exitoso por su valor torero, y por sus temerarias ideas de imaginar una supremacía sobre las fieras y la fuerza, que nunca pueden estar del todo al alcance de los seres humanos.
"Domador" de leones, o de tigres, o de colosos aparentemente imbatibles. Como en toda épica, siquiera endeble y mentirosa, hay que reconocer en los románticos bohemios como Ángel Cristo, su propio deseo de superación personal, al lado de niños y mayores, junto a su carpa mayor: El Circo clásico e irrepetible.
Hoy en día ya no hay apenas domadores de leones, afortunadamente. El circo ya es más atletismo que romanticismo, porque hoy los poetas pasan desapercibidos frente a los rápidos y colosales corredores o lanzadores de peso. El tiempo nunca se detiene.
Pero Ángel Cristo nunca tuvo la impresión de que el tiempo y los tiempos cambiaban en ciclos, como lo hacen las primaveras irremediables y reales. En realidad, el domador de los años sesenta y setenta, el Sansón de los circos, el pequeño Hércules valeroso, había fallecido hacía ya mucho. Aunque su óbito fatal se produjera ayer martes.
- MI NIÑO INTERIOR LLORA SU MUERTE -

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