martes, 4 de agosto de 2009

¡SIEMPRE CORRIENDO,"BOMBILLA"!

Hoy estaba leyendo el diario Levante,y en una de sus esquelas he leído su nombre.José Pérez Verdeguer.61 años.Ha fallecido.¡Qué putada! Se ha ido nuestro "bombilla".
Le conocí allá por los años 80,cuando formaba parte de la S.D. Correcaminos de Valencia, y sobre todo,cuando los sábados nos reuníamos como un clavo a las 8 de la mañana en la Fuente de Viveros,-en la Alameda-,para hacernos unos treinta kilómetros por el lugar que previamente se había elegido.Recuerdo que aquel novato que se atrevía a preguntar por el kilometraje que se iba a hacer,era reprendido con contundencia y se le decía:"¿Y qué más da?,¿a tí no te gusta correr?"
Se/nos hacía llamar "el grupo salvaje",por el desparpajo y el desenfado que le echábamos a la dureza de los entrenos de largo aliento.Éramos casi todos,marathonianos puros de espíritu,y de consumo de zapatillas que desgastábamos una y otra vez a pesar del trabajo animoso y siempre cordial del ya extinto Emilín el ortopeda.Y unos admiradores acérrimos de Carlos Lopes y de Robert de Castella.Excelsos superclases del marathón de aquella época.
El "bombilla" era alto,delgado,ateo,culto,contenido de emociones,casi más de izquierdas que yo,educado,elegante, y de movimientos claramente de escuela atlética.
Había sido en su juventud corredor de 400 metros lisos.La velocidad prolongada al límite.Pepe era un hombre claro,noble,de valenciano hablar,de realidad y concreción,y con un punto de mala leche cuando veía cosas que atentaban contra sus principios de salud y libertad.
Lo del apelativo del "bombilla" le venía por su cabeza calva y casi rapada al cero.El entrañable compañero de correrías atléticas Vicente Merino le censuraba amistosamente sus cambios de ritmo,pero Pepe,nunca se enfadaba.Apenas se enfadaba.Porque era un hombre bueno y consecuente.
Recuerdo que yo al principio le caía mal.No me tragaba.Pero poco a poco empezó a aceptarme con mis virtudes y defectos.Y al final,recuerdo que cuando alguien, que sin conocerme bien me censuraba algo,salía Pepe y me defendía: "¡Escolteu,deixeu al Sollana tranquil,ostia!"
Yo,era el "Sollana".Pocos,se libraban de los motes,en aquel contexto de los entrenos sabatinos y de las carreras populares en general.
Pepe "el bombilla",era hombre de convicciones ideológicas profundas,de poco hablar,sincero hasta la rudeza, y un enorme trozo de mi juventud.Recuerdo un sprint que le propuse sobre la marcha un día mientras llegábamos con el citado "grupo salvaje" de vuelta al Paseo de la Alameda.Paseig de l´Albereda se dice.
Veréis.Yo,arreé duro.Y como él era cuatrocentista,dió otro cambio de ritmo y parecía que mis piernas se hubieran quedado clavadas en el suelo.Era Pepe un marathoniano popular extraordinario,casi siempre en plena forma, y que había bajado varias veces de las tres horas.
Pero yo siempre recordaré de él su deseo de discreción,de no figurar,me hubiera censurado este recordatorio fijo,su deseo igualmente de apartarse con elegancia del oropel, y de un amor por el deporte en estado puro y sin recompensas.
- ¡ADÈU, AMIC! -

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