viernes, 21 de agosto de 2009

-EL "MÍSTER"-

Hace un tiempo que no le veo.Los sesenta,seguro que ya no los cumple.Su nombre era Pepe,pero los chicos de mi adolescencia de mi grupo de amigos y coincidentes, le conocíamos con el sobrenombre o apodo de el "míster".
Al "míster" te lo podías encontrar en el lugar más insospechado.Sobre todo,si era Septiembre y empezaba el calor a remitir.Se te quedaba mirando y te preguntaba si querías jugar en un equipo de fútbol que él iba a aglutinar, y que seguramente ese año iba a tener un nivel y una calidad especialmente relevante.Y podía ilusionarte.
Todo era una arana.Pepe,ni era entrenador de fútbol,ni seguramente lo había sido nunca,tenía un ego lo suficientemente fuerte para engatusar adolescentes, y ni había competición futbolística ni absolutamente nada.
El "míster" lo que quería era ser vanidoso, y aparentar liderazgo y capacidad de convocatoria.Y como era más mayor que nosotros,¿por qué no pensar que fuera un verdadero entrenador de fútbol con contactos de proyección en otros ámbitos que te solucionaran la vida cuanto antes haciéndote fichar por un equipo grande y llenándote de millones?
Eso es lo que podían pensar los chavales antes de conocerle realmente.Se lo montaba bien.Tenía palique.Había vivido por cronología lo suficiente, para saber enrrollarse a la chavalería con un cierto desparpajo aunque sin ninguna concreción real.
Pepe,no estaba evidentemente en su sano juicio.No conocía a nadie de relevancia para encauzar sus proyectos, y su vida era una sucesión de fantasías y despropósitos.Un pobre hombre.
Le recuerdo jugando al fútbol en el viejo y seco cauce del Turia de mi Valencia.Gordo,más bien bajo,corpulento,negado para la técnica,lento,pelo teñido,mandón,discutidor, y capaz de perder los papeles ante cualquier menoridad.
Cuando los chavales descubríamos,al conocerle mejor, que era un juguete roto,reaccionábamos ante este hecho de manera bien dispar.Los más sensibles,le daban un poco de conversación.Otros no le daban importancia a la engañifa de proyectarse hacia el equipo de fútbol, y se limitaban a jugar junto a él,sin darle demasiada elucubración.
Y los más crueles esperaban a que se cayera.Existía una acequia siempre llena de agua,que había que sortear para poder acceder al abandonado campo de fútbol en el que jugábamos todos los sábados.Y como el "míster" no era precisamente ágil y además se ponía nervioso,acababa con mayor o menor estrépito cayéndose en la citada charca ante la hilaridad de los muchachos que aguardaban sentados arriba en la baranda del río Turia.-"Ya se ha caído,je,je,je,je..."
Pepe,el "míster",se había caído mucho antes.Su vida era una caída permanente.Cuando le evoco,sentimientos contradictorios vienen a mí.Qué jóvenes éramos todos.O casi.Porque seguramente Pepe ya no era, ni nunca pudo ser, realmente joven.
-POR EDAD AÚN DEBE VIVIR-

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