miércoles, 14 de diciembre de 2022

- EL REINO DE SÚPER CATY. -



Es una gata guapísima y poderosa, tranquila y eficaz. Su reino es afortunado y evidente. Se trabaja su triunfo como solo lo hace un felino magnético y castrado.

Si buscas a Caty, no la llames durante el día. No la hallarás. Se ha ubicado en el hábito y en la estrategia de desaparecer. Cuantos más años cumple, está más hermosa y blanca; lozana y llamativa. Y es capaz de disimular que se hizo daño en las vértebras dorsales, y como no te cuenten este sucedido, no lo podrás creer. Porque Caty es atlética y majestuosa, estrella y diva, llevada por el destino favorable hacia donde otros mininos jamás alcanzarán a posicionarse.

¡Súper Caty! Sí. Reinas en el mundo del silencio y te compenetras con tu dueño más que a la perfección. Sois como hermanos en la ternura. Y sabéis defender vuestros campos cerrados.

¡Caty, maúlla con fuerza! Disfruta de tu exhibición de energía y elegancia. No parece haber nadie como tú. Y lo sabes.

Tú me miras y no me comprendes. Nunca aparentas comprenderme, pero yo creo que en el fondo lo sabes todo de mí. Tu olfato es una máquina de medir reacciones, de poner a prueba y de observar. Tú, Caty, eres una gata de laboratorio con lente de aumento. La directora del laboratorio. La que no va a aceptar demasiadas subordinaciones.

La casa en donde reinas, no tiene secretos para ti. La conoces centímetro a centímetro, y la suerte te ha hecho más carismática y más sexy. Si fueras mujer, no brillarías tanto como siendo gata. Y si me permites las comparaciones, tú no serías la sexy estrella del rock que llena Estadios y convoca a miles de fans de todas las locas edades tiernas. ¡No, Caty! Si tu fueras mujer, serías una empresaria y promotora de bandera. Esas que llevan los números, y que calculan en un mundo masculino los superávits y los inconvenientes de venideros proyectos. Los éxitos serenos y los hipotéticos fracasos.

¿Intrusos? El otro día me puse, Caty, a jugar contigo. Pero siempre me vas a ganar y por goleada. Yo solo pasaba unos minutos por tu Reino y por tu poderío, y tú tienes todo el fondo y toda la vitalidad de la noche oscura para ti.

Eres respetuosa, pero firme. Que no jueguen contigo, o lías una tangana más gorda que la del partido del otro día. Sí, Caty. La noche es para ti. Y por favor, no me mires demasiado a los ojos. Tu mirada diferente y especial, me supera. Y entonces bajo la cabeza y tú sabes que disimulo sonriendo. Porque eres insuperable, ganadora, diosa de lo oscuro y del silencio, y coronado tu éxito por muchos años de entrenamiento en tu hábito hasta alcanzar el Olimpo.

Te acurre, Caty, que no ves rivales. Que, me engañas. Porque en el fondo lo que estás deseando es salir de tu Reino y explorar todos los reinos de la gran galaxia exterior. Me lo dice tu determinación y tu sabia capacidad para rivalizar conmigo.

Tú, Caty, eres una soldado de operaciones especiales, de saber estar, de actuar con soñado talento lo que harías si te relacionaras con el mundo y sus infinitas sorpresas. Sobre todo, cuando llega la noche, belleza madura ...

Nunca he sabido bien el significado del verbo reinar. Pero sé que tú, guapa, lo sabes a la perfección. Y también sabes que no aceptarás que nadie juegue a ser gato como tú. Y menos, en tus apabullantes dominios de la noche. Y lanzarías tu maullido orgulloso y dosificado; ganador. E intentarás siempre sorprender y sorprenderme.

-Y SIEMPRE LO LOGRAS, CATY-
 

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