jueves, 5 de junio de 2014

- CINE: "HERMOSA JUVENTUD". -



A pesar de la tremenda crudeza que refleja este excelente film del director español Jaime Rosales, siempre destaca la vida inevitable. Esa realidad vital que nunca nadie puede castrar o ajar.
Me quedo sin duda con las conversaciones entre los jóvenes que están más que dentro de la exclusión social. A un escaso paso.
Porque esta gente joven a quienes les hemos robado la vida y el futuro, están ahí y quieren cosas. Se defienden como gato panza arriba y miran con enorme preocupación su puta soledad y desprotección.
Existen. Son. Están. Sin dinero, sobreviviendo raspando el poco dinero de los papás, y con muchas y necesarias ganas de hacer cosas y progresos. Y, de sentir. De sentir mucho, de sentirse pletóricos físicamente y dispuestos a la acción permanente. Y de hacer risas y chistes, y descubrimientos personales, y realizar el placer, y tener su grupo de amigos, y de ganas de defender su mundo y su universo.
De ahora. De 2014, de cualquier barrio deprimido de España que los hay a cientos, de no renunciar a su tecnología, y de afrontar de cara y hasta decepcionados e insólitos la tralla que les espera.
Miran las zancadillas, y la falta de oportunidades, y los escalones puntiagudos que viran en todas las direcciones de sus piernas al solo moverse. Pero finalmente y como debe ser, son prácticos.
Asumen que son pobres de solemnidad y que no hay que jugar a falsas hipótesis de grandezas y ambiciones. Sí. Se mueven y hacen todo lo que pueden. Y conviven con los estruendosos silencios y con la espantosa soledad. Y allá que van en medio de su pureza y de sus avatares inevitables de quien trata de hacerse una idea y un proyecto de sí mism@s.
Con teléfonos iphones u ordenadores con Skype, o con todas las tecnologías de un mercado contundente y cabrón, los chicos enamorados y protagonistas alcanzan el cariño y se emparejan, y hasta tienen un nene sin tener dinero. Se dejan ir y llevar por sus impulsos. Se dan cuenta de que deben arriesgar como lobos y huír hacia adelante para seguir como dijo papá Darwin. Acuciados por la necesidad, y sin cobertura de ningún tipo que no sean sus cómplices sonrisas.
Miseria y migajas inanes les da el mercado de trabajo a estos chicos hermosos y sin estudios, y que no aceptan una bofetada o un hachazo sin respuesta aunque no sea legal. ¿Reglas del juego a acatar? Absolutamente las mínimas y necesarias ...
Se buscan la vida, hablan claro y a su jerga de sus cosas y de su tiempo, descubren a trompicones la vida que les mal escupimos, y al final de todo tratan firme y temerosamente a un tiempo de tomar decisiones. Y las toman.
Es un mundo durísimo y a la vez apasionante. La asunción de la precariedad y del casi no sin liarla, es un mundo imprescindible de adaptación al ser y al estar. Por eso no van a tolerar que otros derrotados les peguen. Esta es su guerra larvada y evidente. Otras leyes que están aquí, aunque no lo parezca.
Los muchachos están en un tris de estallar y de equivocarse, de decir basta, y de darle la espalda a todo y a todos. Y detrás de su mágica sonrisa les aparece un mundo. Su mundo. El único al que pueden aspirar de no cambiar las cosas sociales y del poder. Andan camino de las cloacas y de la clandestinidad. Sencillamente porque nosotros hemos querido exactamente todo eso.
-BUENA PELÍCULA, DURA Y AUTÉNTICA-

0 comentarios:

Publicar un comentario