Flores y plantas de pasión enamorada que rompen casi súbito el luto de un invierno avejentado y cadavérico. Explosión sutil y rápida de la señorita Primavera que luce coqueta el encanto de la bohemia libre y renovada.
Porque la primavera ya está ahí, y huele a heno de Pravia, y a prado asturiano, y a valle y risco, y a gorra precoz de senderista camino de su montaña favorita que es la ilusión.
Colores de primavera con las mejillas rosadas de una dama en flor. Belleza juvenil y pícara, que llena de vigor y fortaleza toda la femineidad y la testosterona que dicen que les sale rebotada a los jovencitos que dejan la infancia para luchar y codearse entre las nuevas y atractivas experiencias de su devenir de pura aventura.
Monte, campo, tomillo, manga corta y primera caricia del sol. Playa y constipado, atmósfera loquísima y variable, e inestabilidad a flor de piel. Hueso que crece, amor que se renueva, poesía que agudiza su flecha y que se te clava en la fibra como un puntero Romeo sobre su chica favorita y elegida.
Amor y primavera, paraguas y frescura en el jardín, inspiración en el pantalón raído de un ido bohemio y peculiar, y unas mariposas de colores mejicanos que llenan de efectos especialmente bellos y vivos los parajes más inesperados causando la sorpresa de la estética.
Brillo y flor que se abre como una vagina de diosa sin ropa para hacer admirar el espectáculo de una belleza sin tirantes ni corsés de censura. Amarillos y rojos, tonos chillones y atrevidos, modernidad y tarde que crece para que se prolongue la potencia del ciclo vital.
Animales en celo, supervivencia de las especies, cópulas nupciales que atraen de deseo inesperado el lugar más imprevisible. Canciones de pajarillos que ya se cansaron de pasar anónimos su tiempo de juego invernal.
Fiesta de la primavera y del aire libre, amores insólitos que cuajan tras y bajo una tormenta que dura diez minutos que pueden ser los más felices de tu vida. Luz. Luz de Sorolla y de postal, sol que avanza imparable y camino sobre las sombras que se refugian en las horas en las que vuelve la protectora noche que marca la luna.
Abril de tí, de mí, de todos los seres ilusionados que apuestan por un mundo imparable y siempre insatisfecho. Primavera valenciana, y española, y árabe, y el 15-M, y el nuevo Papa Francisco de la primavera europea y del otoño argentino, y todo un tiempo esperado que aparece implacable en dirección al tórrido verano de piscina y chica de bañador y piel mágica.
Sendas de libertad y beso, tus labios rojos de amor, flowers eternas y hasta horteras de una Ibiza que reinvindica la nostalgia y el amor fou, crazy y fatal ...
Cannes y el deporte. R. Garros. El músculo del aire y la fuerza viva de la sangre alterada. Marzo, Abril, Mayo, Junio, tus ojos, mis manos, una ternura nueva y eterna, y mil millones de pobres sufriendo como perros el sablazo de una crisis que no tiene cara de coyuntural. Marathones de gacelas del Sur.
Río de vida y primavera, y boca de estuario que gana la sonrisa del asombro. Primavera de viajes y lloreras, de llantos y verdades, de desnudos imprevistos y de corazones que saben a azúcar y a limón.
Sal de vecina, risotada que se escapa y trino de gorrión. Botellón que se le escapa al padre y al profesor, y niños mayores que sueñan con tener la fuerza de Nadal o la magia de Iniesta.
Primavera de Córdoba y sus patios, de Valencia y su playa de La Malvarrosa, la tele del Giro de Italia y el Grand National de caballos purasangres y victorianos. No les pongas puertas ni barreras a una planta a la que le da la gana crecer siempre hacia arriba y tener presencia y las piernas de Beyoncé o de la Carey. Y cuando te vea, niña de Primavera y mayor de edad, agacharé la cabeza y lanzaré pétalos sobre tu cuerpo fresco.
-SOBRE TODA TÚ-
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