Las dudas, estaban de más. Había nervios. Que si la infantilada o petardazo contra la menor Finlandia, que si la repesca, y hasta miedos de alguna desazón.
España sigue siendo un enorme equipo. Seguramente, el mejor. Ayer le ganó a Francia en el parisino Stade de France con un gol del valiente canario Pedro, y nunca mostró temor ni preocupaciones excesivas.
Aunque los de Del Bosque no jugaron un fútbol majestuoso, sí hicieron algo muy difícil de concretar y que en tiempos quedó bautizado por Luís Aragonés como "el otro fútbol".
Sí. "El otro fútbol", no es más que una frase hecha para hacer ver que el éxito de este deporte es muchas más cosas que las que narran eufóricos los grandes periodistas y entendidos.
Es el fútbol de la concentración, y de la personalidad de la lucha por rebañar cualquier balón suelto, y por no apartar el ojo de la dinámica que envuelve la tensión de más de noventa minutos.
El otro fútbol también es un portero sensacional como Víctor Valdés, o la brega de Arbeloa, o los tiempos de pausa de Xavi Hernández o de Iniesta, o la personalidad batalladora de Xabi Alonso, o la porfía ejemplar del canario Pedro sin dar una pelota por perdida. Todos luchando.
El partido de ayer, fue intenso. Trabado, duro, peleado, difícil, poco vistoso, y en extremo serio. Enfrente, la France del contraataque de Ribery o del defensa Evra, un equipo con oficio y con poderío físico aunque ande romo de la calidad técnica de otros tiempos. Pero es una escuadra difícil de domeñar. Tiene triunfo, historia y gloria del pasado. Marca y prestigio. El fútbol francés es prestigioso y de nivel.
Al otro lado, España. El campeón del Mundo y de Europa. El equipo que maravilla con el tiki-taka del Brazil de Pelé, y que devora el balón con la gula de un fraile glotón. Pero no le teme a nadie. Aunque no maraville o ceda su brillantez, el equipo español sigue siendo una total garantía de éxito.
Ahí estaban once jabatos partiéndose el pecho y no mostrando fisuras ni concesiones. España era un bloque de personalidad, cuya carne estaba hecha y preparada de nuevo para nutrir las ilusiones colectivas.
Con laterales limitados aunque aguerridos, con Valdés haciendo olvidar al mito Casillas, con un Sergi Busquets omnipresente y bravo, con Villa, sin el genial Silva, Con Xavi Hernández de Von Karajan, con el más que mago Iniesta, y con exhuberancia de garantías en el banquillo, nuestro equipo nacional sigue teniendo hechuras de los mejores equipos top-ten.
Podemos jugar un fútbol sexy, mágico y sensual, y también como ayer podemos colocarnos el mono de faena y aburrir al rival a golpes poderosos de personalidad y de presencia magna. Podemos ganar sin preocuparnos en exceso, de jugar un partido sensacional de fútbol, e incluso ganamos partidos en los que nos escamotean clamorosos penaltyes como el de ayer a mismo Pedrito.
Es un equipo sin dudas ni excusas que hace confiar. Es difícil que nos puedan. Nos dan golpes y cerrojos, nos quieren martirizar al contraataque, o meter adversidad en las emociones de los prepartidos. Alguien incluso dijo en un bar que peligraba nuestra presencia en Brazil. A veces se tiende a hablar demasiado ...
Es cierto que siempre queremos lo mejor y ver esa magia de driblings y paredes, pero yo no quiero un empate a uno con Finlandia. Me gusta mucho más que le ganemos a la "bleu" y en su París carismático. El fútbol son goles y victorias, y ayer la roja hizo otra vez lo que debía. Mostrar que aspira a todo.
Ahora cederán las dudas y las presiones, y luciremos camiseta española con orgullo convencido y viandas de jamón. Nuestro país sigue siendo creíble y temible en este deporte del fútbol, y aún deberán pasar algunos años para que el declive pueda percibirse. El futuro es cosa de otros. De, más adelante.
En el presente de este Marzo primaveral de los de Vicente del Bosque, se resuelve la ecuación y sale todo bien. Ganamos, y bien pronto estaremos en Brazil y dispuestos a lo mejor. Y entonces sacaremos la bandera y el orgullo, y nos iremos al rincón de la Tierra más exótico y alejado. Porque España hoy por hoy sigue pudiendo ganar en donde se lo proponga y meta el tesón.
- ¡ADELANTE, CAMPEONES! -
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