L´enfant terrible de las dos ruedas y de la categoría reina. El rey de las motos. El sucesor natural de Valentino Rossi no necesita presentación. Ha vuelto a lograr el título mundial. Dos veces en máxima categoría y con veintiún años. Toda una sensación.
Sus armas son su sonrisa y su habilidad sobre la moto, unidas a su fuerte ambición. Su carácter es tranquilo y raramente se apabulla. Supera la presión con un desparpajo que asusta. Asume su calidad y su gancho mediático porque ha nacido en estos tiempos actuales que bien conoce. Su hermano Alex, tiene opciones de ganar también el mundial en otra categoría. Familia elegida.
Es un superdotado. Un niño, que sabe que ha de aprender a pesar de sus rasgos genialoides. Valentino se lo explicó en una de las carreras. Ha de calmar su impulsividad de bisoño. Marc intentó y logró pasar al mito, pero éste le soltó una repasada escalofriante que lo sacó de sus casillas. Rossi le atemperó y le volvió a la tierra. Ha de esperar. El mito sigue siendo el italiano, aunque su veteranía no esté ya para retos de más títulos. La idea era que Marc supiera detenerse a reflexionar y que retardarse sus fantasías.
La clave del "noi" de Cervera es sin duda su dominio de la moto. Sabedor de su tremenda habilidad, a Marc le encanta jugar. Se divierte sobre su máquina y se la juega en los adelantamientos con la sonrisa de un ser especial. Hace motociclismo de fábula, de ese que levanta al público de los asientos, del que sienta cátedra, logra cosas de magia imposibles, se lo pasa bomba, y además se lleva el gato al agua. Es realista. Si no ganas estás limitado. Y solo puede ganar una sola persona. ¡Él! ...
Es el campeón más joven de la historia, pero no es un creído. Es abordable y familiar. Es como si desde su grandeza poseyera unos valores que no logra tapar su enorme privilegio. Lo que le gusta a Marc son sus amigos y estar con su familia. Desea ser un genio normal. De la calle.
Los medios se lo rifan. Se pegan por él. Es el gran icono español con Mireia la nadadora explosiva. Lo que hace es generar sal y expectación. Hace fácil lo muy difícil. Engaña mucho. Entrenar y pelear a esas velocidades te haría mostrar un porte más serio o preocupado. Como de más esfuerzo. Pero no es así en Marc Márquez.
Sensacionales Lorenzo y Pedrosa, y en su línea de árbitro Valentino Rossi y Dovizioso. Han sido carreras y más carreras que han logrado enganchar a la tele incluso a los no aficionados. SuperMárquez era el sexy de todas las competiciones. Abría la boca de tod@s.
Este año ha dado recitales inolvidables y cometido fallos de niño, y esa es la mejor noticia para él. A pesar de su enorme trono y poderío, Márquez tiene todavía que madurar y aprender. Si llueve, debe cambiarse las ruedas o se irá al suelo. Por poner un ejemplo.
El próximo año, volveremos todos a fijar nuestra curiosidad admirativa en el piloto catalán. Veremos cómo siguen los huesos de Valentino, e hincaremos el foco de nuestra atención en la sonrisa feliz y contagiosa de un chiquillo que hace arabescos con su moto en las curvas peliagudas de los adelantamientos que le llevan a toda su excelsa y atractiva grandeza. Marc Márquez nos ha hecho de nuevo recordar a Nieto. En España somos así.
-SALIMOS PORTENTOS INDIVIDUALES-
0 comentarios:
Publicar un comentario