sábado, 11 de octubre de 2014

- MARILÓ MONTERO -



¡Mariló! Montero. Si el mundo hay que ponérselo por montera, entonces coloquemos la montera en el mundo. Mariló de España y de las envidias petardas, es fundamentalmente así. ¡Sarna la envidia! ...
Mujer y pilla. Pija y a su aire. A su mundo, al micrófono, a la tele, a la imagen, a los pantalones que me quedan bien porque me los he comprado en una gran superficie que tú seguro que sabes. Y me quedan bien, y no me planteo dudas sobre mí, y nunca ha de sorprenderme demasiado la filosofía o las ganas de detenerse sin Cronos en estos tiempos del estrés y de la acción.
Mariló. Mariló la criticada, la que nunca vas a comprender del todo porque ella nunca se va a dejar comprender dado que es su obligación. Escaladora y lista, estratega y menor, chica de la tele y del codazo, experiencia aparente en donde es difícil diferenciar si se habla en el sofá de su casa o en un alto desde donde la pueden ver todos los millones de personas que pongan la caja de cristal.
Mariló y el atractivo del morbo. La que pone la cabeza ahí arriba y no te deja ver. La primera de la clase que se cree, la destacable, y la que luchó con la mirada para darse cuenta de que en este mundo de mercado no ha de salir el disparo de las rebajas para lanzarse sobre el género que siempre la gusta. Innecesariamente presentable y siempre.
Todo previsto. El trabajo, el placer, la independencia, la hembra eterna y siempre precoz. La chica de moda en la televisión española, la que siempre vas a esperar que cometa su error y entonces se monte y arda twitter y todas las redes sociales ésas y frívolas.
Chica de ciudad en medio de la selva brava y gamberra de la opinión. Eterna apariencia en el hedonismo estético y en una forma de mostrar la femineidad que se diluye entre las risas bravas de un bar de cañas y una cierta modernez esperada.
El triunfo en Mariló. Sonríe, que es lo que les jode. Antes fuera que sencilla. Que hablen de una aunque sea para mal. ¡Inadvertida, no! Que es Mariló. El caldo de cultivo del olimpo de celofán y de la presencia, de novedades, del mundo que más o menos habrá de ir bien, del amor y los chicos, el novio, la pareja y el esoterismo.
Quizás sea más fácil de lo que dicen los sesudos, estar en boca de todos y con una audiencia ahí arriba de aburridos y anónimos que parecen perseguir sus puntos flacos y poderla ver desarmada o con las medias raídas de tanta hiena que anda suelta bajo sus poses más agresivas que competitivas. ¡Malas son! ...
Mariló Montero sabe lo que tiene que saber élla. Es alguien que se mueve con soltura y hasta descaro al otro lado de las opiniones. El mundo es opinión dispersa y ella tiene su carácter, y sus formas, y su presentación, y sus mañanas, y sus días, y hay días que todo es inaguantable y agobiante. Pero siempre hay que estar ahí independientemente de cómo una se sienta.
Estar ahí. Sí. Sentada sobre sí misma, desde sí misma, para ella misma, para cortar a quien sea, para tirar por la calle de en medio, para ejercer el privilegio, para no enfadarse o implicarse demasiado que acaba no siendo bueno para el colesterol. Para que Mariló se lo crea, para que la canción de la bien pagá se convierta en una sonrisa, y hasta un recurso de vates envidiosos. Mariló y su polémica.
-POLÉMICA EN SÍ MISMA-

0 comentarios:

Publicar un comentario