Luna redonda de tiempo venidero, luna de dudas y de angustias, de ansiedades y de tiempos de espera.
Luna. Luna que apareces y brilleas la noche. La mueves, y jugueteas con ella y con sus sorpresas. Y me estremeces con tu presencia, y me haces cavilar por ese sendero de vida que tiene alegrías, contratiempos y venideras nuevas.
Luna de videntes, de preclaros, de pitonisas abiertas al mar de los futuros. Luna de mañana, de lo que tendrá lugar, luna de mis incertidumbres y deseos. Luna del qué será.
Dime, luna, tú que brillas ahí en todos los ciclos del tiempo, oriéntame, guíame como la luz al minero, o como la señal al enviado, o como los pájaros exóticos que pían heterodoxos ante el sapiens que casi siempre duerme a esas horas de la noche oscura e irresistible.
Luna de soluciones, luna que me saca las castañas del fuego, luna de bisectrices y de hipotenusas, luna de éxitos y de logros, y siempre luna presente y familiar. Luna conocida.
Luna de familia que nunca tuve ni estará, luna de iniciativas que tomaré y que tú lo sabes, luna de entretiempo y de relleno, fulgor de calor de un abrazo que nunca me dieron pero que tú me sugieres.
Luna de mí, de mis esfuerzos y de mi luchar, luna de hacer y de crear, de seguir, de creer, de perseverar, de amar, de porfiar, de hurgar, de avanzar, de mostrarse, de impronta y luz natural, luna de sol y de veinticuatro horas, luna de veras y de fantasías, luna de cariño, de estima, de afecto y de amor. Luna de much@s.
En tu seno, luna, están escritos y rectos todos los rincones y todas las autenticidades. Por eso es que te envidio, diosa de la noche. Porque lo tienes todo, porque tu otra cara es el sol, porque no pasa nada raro en tu oscuridad, porque no te ahogas, porque no te aterrorizas dentro de tu soledad y porque nunca pierdes el tiempo.
Y además, te acompañan en el firmamento todas tus amigas y miles de estrellas. El fuego de su luz y su distancia, no son óbice para que tengas la geografía y la brújula de las emociones.
¡Oh, luna! Giras en torno a una fuerza de realidad, y amas profundamente a tu resignación y a tu cometido. ¡Nos queremos, luna! Pero yo no sé del todo si te quiero o si es un espejismo, porque parece que nunca lograré alcanzarte.
Y tomarte con las manos, y besarte, y preguntarte miríadas de emociones irresolutas. Ahora mi beso, luna, es una interrogación. Y mi abrazo un temor que me estremece, y mi cópula una estupidez.
Tú me ganas, luna. Aunque no me atrevo a hacer estridente la más mínima afirmación. Mi aserto es mi enemigo y trato siempre de descansar sobre la arriesgada duda metódica, como hacían los filósofos jónicos.
Si te tuviera en mí, luna, serías la profesora de todas mis preguntas, y quien validaría mis cuestiones poniéndole la siempre justa calificación. Pero por ahora solo te sigo, te observo, te miro, te agradezco, y sé que pese a todas las vicisitudes vas a estar ahí.
Luna de presente, luna de tus ojos, de los míos, del amor, de la poesía, del rincón del mago y poeta, de los veranos, de los inviernos de todos los senderos que uno siempre imagina.
Luna de viaje y de encuentro, luna de ternura y de sinceridad, luna de descanso y comodín, luna de diccionario, de wilkipedia, de google, de mí mismo, y fundamentalmente de todo tu ser. Luna eterna y complicada.
-LUNA DE TÍ-
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