jueves, 7 de agosto de 2014

- EL ÉBOLA Y EL MUNDO DE LOS RICOS -



Caravana mediática. El padre Pajares contagiado de ébola en África. Expectación y morbo. Privatización y nacionalización de los remedios en el centro de la globalización. Miedo y hasta morbo. Culto por la extrañeza y la sorpresa. España, Madrid, Europa, las tecnologías avanzadas, la medicina de alta definición y el tremendo privilegio.
Nuestro cura rescatado de la encerrona de una miseria que nosotros mismos generamos con nuestra actitud. Contagios y enfermedades raras, males del África matadora, de la pobreza insoportable, de los lugares en donde no hay nada, de los extranjeros negros, del tremendo racismo que tapamos con españolismos, el miedo a la muerte, la lucha entre el poder y el diablo, las tertulias que huelen a buenismos y a defensa de lo nuestro. Nuestro país, nuestros médicos, nuestro ébola, nuestros métodos, nuestras seguridades, la fuerza de nuestra Iglesia para elegir y sacar a un hombre de un sitio de riesgo, los acuerdos y los desacordes, las ignorancias que combaten con las certezas, y las ganas de pensar que nos merecemos lo mejor porque somos los mejores y superiores, y blancos, y listos, y que tenemos el dinero que haga falta para tener esperanza. Son 2014 años de esperanza exitosa. El cura Pajares es español, de los nuestros, ayudaba a los que tenían el ébola, se acababa su salud, se desesperaba ...
Pero en realidad la noticia no es el morbo oportunista con las escafandras llamativas o las sofisticaciones de los sistemas de protección siempre discutibles. No. La noticia real es África. África sale en la tele de modo ventajero y sin escrúpulos. La miseria de África nos viene bien para ilustrar a un hombre español en peligro de muerte.
La noticia, siendo esa cosa vudú o fatal que se llama ébola y que parece un moco podrido y demoledor, son las reglas del mundo que entre todos hemos decidido egoístamente desequilibrar.
¿Esto es el progreso?, ¿la nacionalización de las distintas desesperaciones o males? Esa es la noticia que hay detrás de tanta polémica o alusión. La idea de nuestra intocabilidad e inmunidad intolerables, y que a diferencia de otros pueblos puede siempre o aparenta consistente y tozudamente ser posible.
Solo hay pocas verdades. Una de ellas es que se sabe del ébola desde 1976 y que aún estamos así. Son pandemias indiferentes, lejanas, ajenas, algo que nos importa tres pitos, una cosa de determinadas minorías o de extrañas mayorías de gente destinada y abocada a la muerte y a la menoridad. Son enfermedades condenadas. Cosas de otros ...
No se ha trabajado ni política ni económicamente contra el ébola. Se ha derivado la gran hipocresía hacia nuestra sofisticación y capricho. La idea de la sanidad universal me recuerda a la inoperancia de la ONU. Sencillamente, una gran quimera y un gran fiasco.
El ébola no solo se puede y se debe parar porque los blancos occidentales mordamos su polvo. Sino porque no debería existir la exclusión. El ébola está porque no nos pica. Y porque estamos llenos de morbo y aburrimiento en este lado de la riqueza.
La Iglesia y su poder, los Estados, la aldeanización de las prioridades y la nula o escasa conciencia globlal. El ébola no está en el escaparate o en el libro de ruta de nuestras reglas de juego. Se pretende una Europa y una España limpia y estética. Porque en el fondo todo es el miedo. Y desde ese miedo todo es discurso de gatillazo tardón. Desde esa aparente e impostada sorpresa todo se construye para intentar lavarnos las conciencias.
Me gustaría que el padre Pajares se curara y pronto. Faltaría más. Pero también sus dos monjas de color negro que se han quedado en la estacada. Y un mundo más comprometido, por voluntarioso y real en solventar los verdaderos retos y problemas.
Un mundo ético, auténtico, desnudo de barreras y abierto con convicción a todos los riesgos. Y lo jodido es que deberíamos poder hacerlo. Pero no es de nuestra voluntad.
-FUE MI VISIÓN-

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