domingo, 7 de septiembre de 2014

- A MÍ NO ME GUSTARÍA ESTO -



Cuando llego todas las mañanas a la casa en donde está mi madre, la comprendo. No la justifico, pero la entiendo. No tiene demasiados ánimos de vivir, y aceptando todo eso de la ley de vida y de los convencionalismos, hay cosas que son penosidad y que dicen bien poco de la dignidad y de la libertad.
Ahí está mi madre sentada en la butaca. Durmiendo. E intentando apurar y defensivamente todo ese sueño. Trato de ponerme en su lugar. Si yo no pudiera valerme por mí mismo, estaría jodido. Me sentiría atrapado en una extraña pero real vorágine.
Debería esperar a que alguien me desspertara y me levantase del asiento. Que me agarraran del brazo y me llevaran al baño. Que me limpiaran las deposiciones y que me cambiaran los pañales. Que me hicieran el desayuno para poder alimentarme, y mil etcéteras. Que me movilizaran en una silla de ruedas. Tremendo.
A mí no me gustaría todo ésto. Comprobar que la familia pasa de uno hasta en sus últimos momentos y cuando más frágil estás. La idea de que los viejos no cuentan, no sirven, y que solo son un estorbo es realmente dura de asimilar. Como, desgraciadamente, real en la práctica. Dependiente. A mí no me gustaría ser un abuelo dependiente y tristón. No. A mí me gustaría de viejo valerme por mí mismo y no tener que hacer cesión de mi dignidad a otros. Por muchos rollos positivos que me soltaran. Me gustaría estar lúcido, pensar por mí mismo, deducir sin condicionamientos estereotipados, librarme de una residencia de ancianos, estar en las cosas cotidianas, ser aceptado, y no perder nunca demasiados trenes. Me gustaría ser un abuelo heterodoxo y hasta extraño, juvenil y gracioso, alguien que cantara en vez de fruncir el ceño, que siguiera sintiendo revolución hormonal cuando pasa una señora cañón, y hacer siempre la risa y la sorpresa. Serlo. Desearía darle por saco a la vejez y al paso del tiempo. Hacerle un regate a todo, y seguir sorprendiendo con mi habitual vitalidad. No me gustaría morir olvidado en casa, sino dando guerra y la nota con una sonrisa contagiosa, pícara y eterna. En un exterior siempre. Pienso que soy un privilegiado. A diferencia de mi madre,-a la que ni siquiera sus pulmones le procuran el básico oxígeno que precisa-, me gustaría ser campéon de veteranos de resistencia atlética, y hasta plantarles cara a los jóvenes y a su envergadura biológica. Me encantaría ser un abuelo raro, inusual, sorprendente, desconcertante y a la vez estimado. Me gustaría hacer ver que aunque viejo puedo ver igual que los demás. Que me implico en las historias actuales, y que detesto las batallas inanes de la nostalgia que busca evocar. Mi madre no tiene la más mínima calidad de vida. Se debate entre su atávico y guerrero afán de mando, y entre su demencia que la leva a través del viaje hacia su infancia a intentar negar su realidad. Es triste lo que veo en el día a día. Y entonces me doy cuenta del tremendo sexy y valor que la vida ha de tener como si fuese la máxima en una dictadura. La obligación absoluta de disfrutar apasionadamente de los buenos momentos. Los otros momentos que yo nunca podré decidir. Menudos momentos que tiene la vida. Menudas putadas. Lo mejor es no pensar en ese futuro fatídico y siempre impertinente. En ese pasillo asfixiante y empobrecedor. Desearía fallecer dignamente. No como el vía crucis que está pasando mi madre decepcionada e infeliz. Sí. Darle una patada al balón de la ilusión, y que todo el mundo se pusiera a jugar a la fiesta de ser felices. ¡A reírse! ... Detesto a los tristes. A los resignados. Yo quiero ser siempre un inconformista, y maldecir a los astros, por estas malditas reglas del juego de la ley de vida. Que se mueran las reglas del juego y las leyes de vida, al carajo lo inevitable, y a la indiferencia la muerte vil y castigadora. Me chiflaría ser un inmortal que no cumpliera años, y que no me afectaran los deterioros, y que no hubiesen contratiempos ni grandes novedades negativas, y que todo el paradigma sentenciado cambiara de color. -Y EXPLOTAR COMO UNA ESTRELLA NUEVA-

0 comentarios:

Publicar un comentario