La noticia. Por fin. El pederasta de Ciudad Lineal. Madrid. España. Capturado. Puesto a disposición judicial.
Antonio. Cuarenta y dos años. Antecedentes y también cárcel por sexualidad desviada. Seductor. Niño bien. Clase alta. Su sonrisa mediática. Sus músculos desarrollados. Su obsesión por los gimnasios. Sus fotos en Facebook. De nuevo su sonrisa de seductor. Frío como el hielo. Pijo y teatrero. Psicopatía en todos los estratos sociales. Apresado tras fugarse, en la localidad de Santander. Cantabria.
Llamaba a los niños. Los hacía llegar a él y se los llevaba. Los secuestraba. Le fascinan los nenes. Su cabeza es en realidad una jaula de grillos de peligrosas fantasías. Estaba divorciado. Tiene un hijo. No debía ser feliz. Nadie nunca podía sospechar de él. Era trabajador y correcto. Siempre puede estar la terrible sorpresa.
Había psicosis en la madrileña Ciudad Lineal. Ayer salió a la palestra uno de los jefes de la policía para decir que se le había puesto a disposición de los jueces. En Ciudad Lineal se respira una cierta paz y un necesario sosiego. Los nenes pueden estar mucho más tranquilos al igual que sus padres. El pederasta ha sido identificado y está a buen recaudo.
Antonio y la sexualidad. La mente y el azar. La televisión ha montado su circo espectacular. Lo hemos visto prácticamente hecho. Incluso cómo entraban los polis y le capturaban. Cómo le llevaban a los calabozos y a la comisaría. A los jueces. A donde tenían que llevarle. Todo muy americano y esperado.
Las tertulias de los platós están muy animadas. Algunos aprovechan el río favorable para meter crueldad e intentar generar un clima que propicie el endurecimiento de las penas para este tipo de delincuentes. El miedo.
Impresionar los músculos de Antonio. Su nulo cerebro. Su hedonismo prudente. Su deseo narcisista de seducirse a sí mismo. De saciar a lo bestia su tremendo vacío y desvarío interior. Pederasta en serie, monstruo, y ser humano. Todo a un tiempo. Como la complejidad de las cosas. El sexo y el mal hacer.
2014. La salud mental en España. En mantillas y con muy poco presupuesto. Los psicólogos de los pederastas son policías en tiempos de capitalismo de acción. Todo es muy rápido. Demasiado rápido. Casi no da tiempo a pensar en nada que no sea inmediato, práctico o emocional.
Antonio. Orgulloso por ahora. Le han pillado el ADN en una de sus fechorías. Le van a meter en la cárcel. Y una vez en el trullo no se sabe muy bien qué le pasará. Le pondrán protección para que los otros reclusos no lo violen o lo maten. El futuro de Antonio parece llamarse cero. O, menos dos ...
Tratará de sacar de nuevo su seductora sonrisa para ganarse a los carceleros. Temerá ser linchado. Y por buena conducta tratará de largarse bien pronto de la cárcel. Dicen que estos enfermos no tienen tratamiento. Que sus impulsos sexuales no conocen de la cura. Imagino y quiero imaginar que nunca hay que hacer una máxima categórica y que cada caso es un universo distinto. La locura no debe caminar libre.
-NO ES BUENO PARA NADIE-
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