domingo, 14 de septiembre de 2014

- LUIS ENRIQUE Y EL NUEVO TIEMPO DEL BARÇA -



Tras la abstracta verborrea inane y carente de sabor del "Tata" Martino, el FC Barcelona parece hacer una apuesta oportuna y acertada.
El asturiano ex futbolista Luís Enrique, es otra cosa. No es verbo, sino garbanzos de realidad. Trata de bajar al césped todo lo que sea Barça, y con la experiencia de quien ha sido jugador de ésto, actúa con desparpajo y espontaneidad. Se agradece.
Se trata de que el Barça no sea tanto más que un club, sino una cita sabrosa y dominical, de aceptar lo deportivo y no pasar demasiado de ahí. De devolver el sentido común a un avispero desencantado y siempre excesivo.
Domar los tiempos sin que se note, y que el damocles del resultado no haya de ser la guadaña definitiva. Luís Enrique se ha puesto el mono de faena y no rehúye a nadie. Sabe que esto está montado así y que el morbo del negocio le lleva a regatear con convicción el marcaje facultativo del periodismo. El fútbol va siempre al médico periodista que analiza, y también al currante que baja al bar a distraerse, o a quien puede permitirse acudir al Camp Nou. El fútbol ha de ser abierto y real, airearse en todos los tabúes, y hacerse ver que las trascendencias no se antojan ahora imprescindibles.
El Barça está en una evidente transición de la que desea salir. Pero no debe escapar de sí mismo despegando como un Boeing, sino con la suave naturalidad de un ave con sangre y sentires.
Luís Enrique juega a eso. A positivizar y a hacer la sonrisa que parecía perdida, y a que sus gestos de futbolista en el banquillo huelan a la autenticidad de quien no teme demasiado al pasado de un club de mitos.
Ahora, es el mito el gran adversario. Quizás, más que los resultados o los números. La idea es el "partido a partido" de Simeone. La misma, porque en el fondo es una máxima que deberían llevar todos en su camiseta de la Liga. Esto es un tiempo prolongado, un marathón dominical y de pasión, pero también un espacio para divertirse y pasarlo bien viendo fútbol.
Messi deberá ser menos galáctico, la media de edad no deberá hacer pensar en gerontología, y la facilidad y necesariedad de hacer un nuevo bloque de intensidad y consistencia, todo un reto para el nuevo entrenador. Bella palabra.
Un bloque, y nuevas ilusiones. Otro Barça que no suene a hogar del jubilado o a comida caducada. Es la idea acertada y el buen propósito de un hombre con carácter y a la vez campechano y conciliador cuando ha de serlo.
Luís Enrique siempre tuvo una personalidad especial. Estuvo de jugador en el Real y en el Barça, además de en la Selección. Lo que pasa abajo en el césped, ya no le sorprende. Ha vivido el fútbol de la hierba, no ha triunfado en Italia y lo ha hecho muy bien en el Celta. Tiene recorrido y experiencia, y parece que le acompañe la astucia. Sabe bien manejar la pasión y los avatares. Quiere que atrás se queden los fantasmas negros y los exagerados. Y lo va consiguiendo. Porque empieza a hablarse del Barça como un bloque sólido que vuelve a saber a lo que juega. Porque hasta en los grandes trasatlánticos, los trascendentalismos están muchas veces de más.
-Y ES TODO MÁS SENCILLO-

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