lunes, 17 de octubre de 2011

- VIEJO -



Cansado, mayor, melancólico, defraudado de la vida, triste, aburrido, apartado del  mundo , gruñón, temerario, medio demente, anquilosado, nostálgico y agrio.
Con arrugas crecientes, fatalista, criticador de todo lo moderno y novedoso, tacaño, machista, vestido con colores grises, cavernícola, y extremadamente clásico.
Detesta Arturo la libertad de las mujeres actuales. Sí. Siempre dice de éllas, que son    unas   frescas y unas peseteras, y que tienen los sentimientos en las estrategias nada claras que  les proporciona el poder de su belleza.
A Arturo todo le parece mal. Para él, el fútbol acabó con Di Stéfano, y el cine cuando se fue Humprey Bogart. Y sigue diciendo, que los homosexuales son unos enfermos que precisarían tratamiento, pero que no quieren porque así tienen la posibilidad de seguir metidos  en   los vicios.
Arturo dice que se ha perdido todo. Que si ahora los niños ya no respetan a nadie, o que si no trabajan es porque son unos zánganos, y afirma que la televisión cada vez es más mala. Y  siempre sale gente desnuda con la excusa más peregrina.
En este día lluvioso de otoño, a Arturo le duele la artrosis de su vida, añora un tiempo en el que estuvo a punto de ser torero, y dice que no lo fue por no pasar por la cama del apoderado. Morirá virgen de ahí.
Y la espalda también le duele, y piensa que eso de los ordenadores y la informática son más mentira aún, que eso de que los astronautas subieron a la Luna... ¡Éso es imposible! Solo un deseo televisivo, piensa Arturo. Una película. Y de las malas.
Aunque sus conocidos ancianos se reúnen en los banquitos del jardín próximo a su casa para hablar de sus cosas, Arturo es reacio a bajar. Le aburren. No hay nadie que   diga      nada  interesante. Y, además, cuando él toma la palabra, siempre tienden a interrumpirle, y sus palabras se malinterpretan porque se meten muy encima de él. Así no se puede.
Arturo es español y todavía lleva sombrero. Tiene dinero por una buena pensión, y asegura que la democracia es un camelo de cuatro espabilados. Sí. A quien adora Arturo,    es    a  Francisco Franco. Para él, fue la cosa más grande que nunca le pasó a España.
Y que siempre habrá vencedores, y vencidos. Y él ganó la guerra. y estuvo naturalmente con los nacionales, y los rojos deberían, dice, pagar por lo que hicieron. Y que antes era otra cosa, ¡coño! Que había respeto, y a los padres se les hablaba de usted. Y Radio Nacional era la mejor del mundo, y Matías Prats junior siempre estará a años luz de su padre.
Delante de Arturo hay un cuadro donde pone, Sigüenza. Pueblo de Guadalajara. Y en medio de dicho cuadro, está la cara de su santa, Elvira.
-LA ENTERRÓ HACE 20 AÑOS-

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