lunes, 24 de octubre de 2011

- LA PRIMERA NOVIA -



Qué extraño. Nunca me había pasado esto. Lo otro, eran amigas adolescentes como yo, que jugábamos a la pandilla y a nuestras cosas.
Pero, ¿y ésto? Mira. Aquí estás, conmigo, estamos solos, tú eres una chica y yo soy un chico. Estoy asustado, y no sé si a tí te pasa igual que a mí. Sí. Estoy raro y desconcertado. No está nuestra pandilla mutua de apoyo, ni nos apetece ahora estar con ellos, ni nada de eso.   Lo  único que pasa es, que lo que más me gusta es estar solo y contigo. Y además, a tí te veo que te pasa lo mismo que a mí.
Sí. Nos estamos mirando largamente a los ojos como dos bobos sin conocerse, pero qué bien se está ahora aquí contigo en medio de esta calle apartada. Tus ojos me dicen tantas cosas, que no sé por dónde empezar. Y, tus manos ...
Es algo nuevo lo de tus manos. Me ha nacido cogerte las manos, me nace tenerlas pegadas a las mías, tú me sonríes, y todo es calmo y mágico. Sí. Eres una chica, y además, maravillosa. Me estás haciendo más feliz que nunca. ¡Guauuu!
Nuestras miradas. Nuestros enlaces de manos y brazos, nuestras tonterías necesarias    y adolescentes, nuestros pantalones vaqueros ceñidos, raídos adrede, y luego tan distintos. Porque tu cuerpo es el de una curva de una mujer, y el mío es paulatinamente larguirucho, y con un futuro inevitable y evidente.
Te acabas de sentar en el banco del parque, encima de mí. Depositas confiada tu cuerpo de mujer sobre mi body proyecto de hombre. Me asusta y me halaga tu desinhibición pública hacia mí. Creo que voy a decirte una cosa, ¿sabes? Lo siento, pero es que no lo puedo evitar.
Te quiero, Vanessa. Ya está. Estaba, hasta sudando de rubor y de ansiedad. Sí. Te quiero, Vanessa. Te quiero como nunca quise a nadie en cosas de mujer. Ya me has oído. Me sonríes, ¿vale? Pero luego no me digas que no lo sabes, y que tú nunca te habías enterado.
Veo que sí. Porque me estás diciendo que sí. Me dices con una voz baja y clara, que tú también me quieres. Querer, amar, necesitarnos. en el fondo, no puedo     calibrar     qué significarán del todo esas palabras. Pero seguro que va a ser apasionante el futuro del amor que nos tenemos.
Estoy muy orgulloso de tí, Vane. Y haremos pactos, viajes, y proyectos, cariño. El pacto más importante, es que nunca te seré infiel y jamás nunca miraré a las demás chicas como te miro a tí. Y, lo sabes. El día que mire a las demás chicas como a tí, no está en ningún calendario ni en ninguna imaginación sana. Mi amor por tí es como una cosa natural y fresca, la cual me nace desde el río de la sinceridad. Nos nace. Y después de hacerte las poesías que sé que te gustan, toca hacer la literatura de darnos el beso. Nuestro beso.
-SIEMPRE DE AMOR Y SORPRESA-

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