viernes, 13 de mayo de 2022

- SE FUE EL CARISMÁTICO JESÚS MARIÑAS. -



No fue sino un sentimiento de nostalgia el me sobrevino al escuchar en los medios que el Mariñas, Jesús Mariñas, había fallecido.

Y los primeros recuerdos que tengo de este curioso y singular personaje, son los de la radio. Le recuerdo con una voz educada para la locución, colaborando con sus crónicas de sociedad, dentro de los grandes magacines del gran Luis del Olmo.

Esos tiempos, se acabaron. Después, Mariñas saltó a la tele, y se hizo bien popular con aquel mostacho y su escasa estatura. La crónica de la jet set había variado, y los duques o condesas preferían otro tipo de catapulta de vanidad y de notoriedad.

Mariñas fue un tipo raro y hasta belicoso. Muy vanidoso, y con una excelente dicción, y talento de escritos en los diferentes rotativos. En la radio, Del Olmo, llegó a calificarle de estiércol, y dijo que lo tiró de su radio porque mentía y se inventaba sus noticias para generar carroña.

Mariñas fue un gallego en Madrid. Y en Barcelona. Recuerdo muchas cosas. Una vez le vi en la estación de tren de mi valencia, cuando llegaba a mi ciudad para prepararse para su programa estrella que fue "Tómbola". Mariñas iba con sus maletas a buena velocidad, como temiendo que la gente le reconociera en esos sitios tan concurridos como dicha estación de tren de una gran capital, y le pudieran entretener para pedirle autógrafos.

En aquellos años, en donde el Partido Popular de Rita, Zaplana o Camps, eran los grandes emperadores de la ciudad y de la Comunidad y arrasaban, alguien tuvo la idea de juntar a periodistas polémicos con figuras populares del cine y de la canción. Los traían para despellejarlos y ponerles en cuestión. Y ahí, Mariñas sacaba su estilete y su bisturí, y no paraba de arrear.

Aunque era homosexual, al principio llevaba discretamente su condición. Eran otros tiempos. Y salir del armario era realmente peligroso. Sigo recordando que Mariñas adoraba a la Duquesa de Alba, y que tenía filias y fobias hacia algunas mujeres artistas.

Ensalzaba sorprendentemente una y otra vez, a Carmina Ordóñez, mujer de toreros, señorita andaluza de estirpe taurina, la cual no acabó bien y murió prematuramente. Mariñas era de alabar a mujeres y chicas de tradición, y poco de loar a las otras chicas que no le entraban por los ojos.

Parecía cebarse con los juguetes rotos, o hacer como que no sabía que lo eran. Patéticos sus encuentros con Amparo Muñoz, Nadiuska, y tantas actrices con problemas, a las que el gallego gustaba de meter el dedo en sus heridas. Hurgar en ellas.

O, su defensa del dandy Bertín Osborne o de Isabel Pantoja. O, sus ataques sin morderse la lengua hacia Ana Rosa Quintana, la Campos, o a quien le pareciese. En el basurero programa de "Tómbola", chocó con la peculiar y catalana Karmele Marchante, y famosos fueron sus encontronazos y sus gritos. Un día, el presentador valenciano Ximo Rovira, perdió la paciencia y estuvo en un tris de agredirle en directo tras un cruce de cables.

Mariñas fue muy vital. De tele de entretenimiento. Mientas esto escribo, me ha venido a la cabeza la figura de mi madre. A mi madre le hacía gracia Mariñas. Quería ver su programa. A veces, discutíamos con ella por ver quién de los dos ganaba el combate del mando de la tele. Y siempre se imponía mi santa. Porque en su vida monótona y triste, el Mariñas la entretenía, la hacía distraerse con sus picardías; se enteraba de cotilleos por aquí y por allá. A Mariñas la asocio bastante a mi madre. Al tiempo de mayor de mi progenitora.

Fueron unos tiempos que ya nunca podrán volver, porque el mundo es otro, porque los años pasan, porque llega la muerte, los gustos se modifican, y todo muta y muta, y nada puede ser eterno.

Mariñas hizo bien la pelota a la gente del Poder tradicional. Y hasta le regalaron un programita en mi cadena autonómica televisiva. Porque Mariñas era un pícaro que dominaba muy bien las situaciones y era muy astuto para ubicarse.

Mariñas solo es ya un síntoma de un tiempo que termina, y que es otro. Y sus momentos de gloria, dieron paso franco a los de su retirada, su matrimonio y sus viajes.

-MARIÑAS FUE UN GRAN VIVIDOR-
 

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