viernes, 20 de mayo de 2022

- MORENO ... -



Moreno. Cabello ensortijado. Complexión fuerte. Aprendo de la vida siempre que puedo. Y afortunadamente siempre me acompaña la duda metódica, la curiosidad y el reto de saber más.

Xavier. Educado y agradecido. Es el hermano de mi mejor amigo de toda la vida. Y el otro día me confió que su abuelo fue judío. Por eso la familia de Xavier tiene esa tez morena, esa elegancia que poseen los descendientes españoles de esa raza tan carismática con su nariz peculiar y sus rasgos faciales determinados. Y con la disciplina de su tradición.

Xavier es el moreno ensortijado de la complexión fuerte. Y dotado de una gran retentiva y de un vasto saber. Yo, le visito unas horas por semana, porque Xavier es tremendamente familiar. Tanto, que tiene por familiares, no solo a sus personas físicas, sino también a las paredes de la casa que cobijan su seguridad.

Xavier tiene su tempo, su acento, su peculiaridad; su singularidad. Y la sociedad parece no quererle conceder opciones. Porque el mundo es muy rápido y cabrón. Y gente como él, molesta a un mundo que no es capaz de detenerse ni para mirarse al espejo de sí mismo.

Acceder al mundo de Xavier, no parece sencillo. Para mí, es un reto. Yo creo que voy asustado a verle, y en realidad Xavier lo percibe y se puede afligir al verme apurado.

Cuando habla Xavier, no es fácil entenderle si no estás acostumbrado a su modo de expresión. Pero esa dificultad es abordable si se tiene buen deseo y buena disposición. Esa circunstancia de su expresividad, es un gran campo de comprensión y de solidaridad.

¡Ni hablar! ¡Nada de discapacitado! Yo creo que si me comparo con él, el discapacitado soy yo. Tú le puedes hablar a Xavier del tema que quieras. Porque Xavier es muy inteligente y muy leído. Y hoy me ha dicho que tenga cuidado al acariciar el dorso de su gata Puri, porque el animal tiene artrosis en la zona y le podría hacer daño.

Xavier, explica. Y yo no le veo quejarse nunca. Tiene practicidad, decisión y toda la lógica. Si duda, es timidez. No es que no sepa lo que sería más conveniente, sino que teme desagradar a la otra persona a la cual él se dirige.

Una de las fundamentales lecciones que Xavier me da, es que se impone para meter su discurso, so pena de que en mi verborrea no le deje resquicios para hablar. Y entonces, el hombre me enseña con naturalidad cómo se construye un diálogo. Y cómo ha de ser ese diálogo. Si yo no le entiendo lo que me dice, es por varias razones. Una de ellas es porque me cuesta escuchar. En general. Y os aseguro que saber escuchar, es en el fondo un placer maravilloso que construye afectos y destroza barreras.

Su mirada es de fijeza. Pero solo cuando yo le miro así. Domina los sentimientos de los demás con gran sabiduría. Y ha decidido, que no es necesario quejarse demasiado. Y dentro de su mundo y hasta fuera de él, demanda sonrisas, hechos hilarantes y alegría. Afecto.

Xavier es muy fuerte porque es muy lógico. Tiene su carácter, y sabe ser práctico y hasta pragmático. De veras que hay que esforzarse y salirle a uno del corazón las ganas de ayudar y de hacer sentir un poco la distracción a personas de sus características.

Pero yo sé que eso no es lo que más circula por la cabeza del bueno de Xavier. Yo sé que él sabe mucho más de lo que los demás podremos saber. En su tesoro personal e individual, habita una magia humanística que a menudo no nos da la gana percibir. Xavier, agradece. Sabe que estoy haciendo una cosa ética y oportuna. Y estoy convencido de que es absolutamente consciente de que él también me acompaña a mí.

-A LA PAR LOS DOS-
 

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