miércoles, 9 de septiembre de 2020

- DESEO ROJO -



Sol de libertad. Sin barreras. Sueños que siempre quizás puedan ser posibles. Todo de amor y límite. Y todo de todo. Todo lo que sueñas que es amor puede producirse. Y los libros de moral aparcados en la basura. Y tu cuerpo de mujer enfrentándose y retando al otoño, posado sobre una alfombra siempre roja en la terraza amplia y exuberante.

Y entonces solo va a existir el placer y el éxito. Y la fortuna, y la femineidad ganadora, y el olimpo de la seducción, y el lujo de tus caderas en flor, y un lenguaje común y amplio, sin barreras de sonidos extraños, disonantes o blindados. Solo existe el sol.

Un sol de nubes rojas, de borbotón de deseos, de vida, de aventuras, de posibilidades mil de abrirse camino sin rivales, de llamar a ese hombre que te gusta y decirle todo sin dejarte nada para la siguiente ocasión. Que ha de haberla.

Pasión de desierto tuareg, seda en las piernas, polo desatado, juguetón, en book de álbum sublime, encuentro grato, mansión con fornidos jardineros, anfitriona de lujo que labora su money y sus amigos en Victoria Secret.

Mujer de bandera blanca, hembra de dulzura y de miel, catarata de playa sin pudor, ropas al libre albedrío, malditos tirantes que caerán derrotados por el imperio de la pasión, rojo carmín en tus labios carnosos, medias negras que yo me pongo de tí, tu sonrisa cómplice y aceptadora, tu sonrisa sin igual, tu estar, tu vanguardia y tu brío.

Fronteras rotas tiradas por los suelos, límites anacrónicos e inservibles, ocaso de todos los dioses, naturaleza salvaje que impone un gustazo, palmeras gigantescas en las que estamos los dos, tú y yo, los sueños; de nuevo el rojo sol ...

Coche en marcha en busca del primer aeropuerto. Las chanclas prohibidas sobre el acelerador, sujetador olvidado, fúmame tu aroma, bésame en casa recta y yo lo haré en todas tus curvas, comparte mi espacio, aparca donde quieras, y dale un corte iterado de mangas a todo aquello que no te deje ser feliz.

Eres millonaria e inalcanzable. Pero tú sabes que tu belleza está a punto de derramarse sobre los números de teléfono de tu móvil que quieres darme con todo el gusto y decisión. Y entonces nos confesamos que no existe nunca el dinero ni el poder, y que lo único que puede existir es el deseo.

La influencer y veinteañera Silvie, es consecuente y loquísima. Hace calor, y es mujer, y le dan las ganas sus cosas, y mete un bikinazo que enciende las redes, y le gusta el deporte y aprender mucho, y crecer deprisa, y no teme a las arrugas ni a nadie. Sabe que se gusta a sí misma y que todo lo demás es consecuencial.

Al lado de un baobab, se oyen claros gritos gratos. Arriba de todo, dejando enano al Everest que roza al cielo, un sol rojo todo lo define y empodera de magia, sobrepasando las líneas rojas. Al otro lado del baobab hay un Edén en donde dos personas han decidido amarse en plena naturaleza y sin temores. Los desgraciados que les ven, lloran por adentro la impotencia de no poder tener para ellos ese logro brutal.

Más deseo y más sol rojo. Soñado, sudoroso, inevitable, irreductible, jadeante, necesario, excelso, gozoso, mejor que cualquier relax; sapiens que deja a un lado la reflexión y se deja llevar por el instinto del amor.

Y de repente un cruel despertador te saca de la gloria, sales afuera, y ves que las nubes negras descargan un potente chaparrón. Y lloras. Pero a la media hora el viento se ha comido a las nubes y el sol se pone delicioso y deseable nuevamente.

-COMO TODOS LOS SOLES DESATADOS-




 


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