viernes, 24 de abril de 2020

- MARÍA JESÚS MONTERO, PORTAVOCÍA Y ANDALUCÍA. -




Es la cara femenina del Gobierno en las ruedas de prensa del maldito coronavirus. María Jesús Montero, Sevilla, Triana, el sur ...
En la biografía de esta mujer, pone que es médica. Y, lo es. Y cirujana y todo. Pero en estos momentos de dureza y miedo por el virus, la Ministra Portavoz parece mostrar facetas mucho más cercanas. Es la vitalidad alegre, la animosidad, la parlanchina mujer que trata de suavizar las cosas y que se afana con su estilo no solo a calmar todas las aguas, sino que además le mete salero, obediencia, gracia andaluza, y hasta cortesía tan excesiva como atractiva.
Montero ha tomado las riendas, se ha arremangado y se ha puesto el delantal. Y parece una tanqueta inasequible al desaliento. Cuando todos los preocupados y jodidos españoles la escuchamos, es bastante imposible saber qué nos está diciendo a ciencia cierta, pero tenemos la sensación de que alguien nos acompaña y está con nosotros. Como si fuera nuestra tía, o nuestra hermana mayor, o una persona que nos mira y nos ve. Como si nos tirara la manta salvadora de la despreocupación y la psicología de las palabras.
No puede negar María Jesús que es hembra andaluza, sevillana y trianera. La delata su acento casi musical y cañí. Desbarata a su manera los entuertos con sus golpes de melena, con su rostro madurito y bello, y con la humanidad actoral que acusa en su verbo protector.
Entre tanto ministro serio y trascendente, entre tanto político correctote y seriote y hasta religiosista, en medio del pánico al pasado y al futuro pasando por el presente, de repente la carismática portavoz sale ahí al ruedo y se enfrenta profesionalmente a todas las dudas en forma de morlacos.
Y muestra arrojo y valentía, y cuando se arma un lío no se nota, y es lista, y sabe estar, y nos comprende bien, y hasta suelta un día que los niños pueden salir un rato al supermercado, y luego dice que sabe escuchar. Y no hace mucho caso a las ironías que le tiran. Porque la mediática y sevillana María Jesús, no va a consentir que se le rompan las medias de la elegancia o que un inoportuno tacón travieso le haga un esguince como le pasó a su compa Adriana Lastra.
La Montero es racial y bien española. Y Sevilla da para mucho. Su vocación médica le da alas de solidaridad y comulga con Pablo Iglesias en talante, y afirmando que este Gobierno no va a dejar a nadie atrás. Ojalá nadie se quede atrás. Lo que pasa es que esta crisis hará que la gente que antes del virus ya estaba atrás, cuando acabe ésto, siga estando atrás. Y bastante más...
Pero lo que ha de importarle a María Jesús, es el ahora y el hacer. Y el dar la cara y no arrugarse jamás, ni torcer el morro, y ponerse fría sin que se note, y a continuación levanta sus ojos con gafas y se viene arriba. Esto es España, todos debemos ser obedientes y remar a la vez, nos acaricia diciendo que las noticias son mejores y que hay que ser tan reales como confiados y optimistas, y un poco más de blablablá, como hace su jefe Sánchez.
La Montero sevillana no ha cogido nada de virus ni se espera, y se pone la metafórica bata de cola y la conveniencia, y suelta el alma de la Sevilla española adaptándose a su discurso rápido y a su ritmo trepidante y agotador.
María Jesús Montero está haciendo un máster en currar, y ha debutado mediáticamente por la puerta grande con los peores toros que podía jamás imaginar ni ella ni nadie, y le ha tirado el coraje y el empaque que parece ensombrecer a Susana Díaz.
Montero está haciendo una faena aseada y de aliño, y a veces le falla un natural fácil, pero no descompone la figura. Ni gesticula en negativo. Y nos dice mucho de su valor y cuna. Y de su tremendo voluntarismo, que a unos convencerá más y a otros nada dirá. Pero la mujer se lo está currando. 
Y aguanta el caballo y la carreta como nadie, y no se arranca por sevillanas porque estamos en luto y es lo último que hay que hacer ahora. Y, oye, en el fondo se agradece ver su enorme energía. Nos mueve y nos seda la convicción con su acento humanista.
-SE AGRADECE, MINISTRA. -

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