sábado, 22 de junio de 2019

- PLAYA DE SAN JUAN -




Libertad y noche. Demoños y ritos. Magia y hormonas. Otro mundo que también existe y que pare la no luz. Playa abarrotada de enigma esotérico y todas las brujas maravillosas que saltan y ríen.
Sombras cómplices, fleurs de una noche, hogueras, fuego de iniciación, polvo cósmico en medio del cuarzo de tus ojos, trébole de suerte y lotto, anca de rana y pata de cabra. Abracadabra.
Mochila en la arena. Bocata de ocasión. Música y carreras impulsivas que se confunden entre las medias. Sujetadores que retan al verano, paganismo de consumidores jóvenes que se hacen mayores socializándose entre un piscis o un acuario de ternura inconsciente.
Los deseos. No duermas la noche de San Juan. Playea y besa la mano de tus anhelos. Ahí estará Quique, y Sara, y Alejandro, y María, y Víctor, y todos los bailes que tú sabes que sucederán. Como los tebeos que nunca te dije, o esa profe platónica que amé, o esa pellas que no constan en ninguna cartilla de un colegio, o esos besos que te tiré y que me salieron rozando tu poste.
Tarot y runas. Ciclo y ancestro. El verano te dice que muevas el cucu y grites, que te pongas el bañador y que mojes tu piel. Saint Joan night es algo excepcional y carismático. Vidente, hipotético y futurólogo. Circunstancial, excitante, familiar, sabroso, efectivo, masivo, chiripitifláutico, mundano, tuyo, de concierto al que acudes, en donde te escarbas a tí mismo y te cuentas aranas y verdades al lado de una birra de Liverpool y de una espía de luna llena.
Oscuridad que se rompe entre las ramas ardientes de una hoguera purificadora, te chocas con gente a la que nunca más verás, te animas, sigues, todo es compañía e imaginación, y disney y reality, y la protagonista de la isla de los famosos normales, cuando las uñas crecen, y cuando la barba del hombre lobo que te gusta se vuelve universal y tierna, cuando los botes de bebida quedan tirados por los suelos, y cuando la brujita que te mola y que se fuma un porrete se pone descalza y sus pies te tocan sin querer la piel de un segundo, y de quince segundos, y a tí te parece un maravilloso siglo de bienestar y de cercanía.
El agua. De Valencia. Las olas. El agua de la vida y de la energía. No tengas prisa por volver a casa, que hay autobuses playeros toda la noche. Los pone el ayuntamiento todos para tí. El alcalde te regala toda tu despedida de lo cotidiano, y la noche de las hogueras te alumbra siempre.
Magia. Siempre magia y locura. Y antesala de lo que ha de venir. Porque a partir de la noche más larga, de la noche N, pasará todo el futuro veraniego en tu vivir inmediato. Y el Dj. se meterá dentro del agua salada del mar y pondrá los mejores hits de agua sonora, y tiraremos a Lydia al agua cuando menos se lo espere, y luego salpicaremos a Antonio hasta que no podamos más de la fuerza de la risa. ¡Santo bafle!
Y seremos diosas y dioses de la noche enarenada, y tu sonrisa no tendrá fin. Y la fiesta se hará playa como en Ipanema, y bailarás hasta sobre tí dándolo todo. Y siempre habrá una bici o una mochila cercana, y una desinhibición que necesitas, y una linterna de móvil que precisas para verle y de paso verte a tí.
Chancla y zapatilla, toalla e informalidad, momentos novedosos y siempre inesperados, y tú le leerás el porvenir a Andrés, y te harás bruja adivinadora ante la sorpresa de Bea tu mejor amiga. Y luego Bea te dirá cosas poco rigurosas pero que a la pandilla le vendrá bien. Y la noche sostendrá fuerte la catarata de ilusiones y solo el alba romperá el encanto, y la luz del día hará que levantes el lindo culete de ahí, y que con cara cansada pero más que satisfecha te retires y abordes el nuevo día camino del descanso de tu cama casera. El nuevo día de tu vida.
-LA VIDA QUE SUEÑAS-

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