domingo, 30 de noviembre de 2014

- NAVIDÍSIMA -



Cuando noviembre comienza a mirar al sensible diciembre, aparece y se va creando una nueva estación social. Empiezan los esbozos de esa gran seducción histórica y consensuada que se llama Navidad.
Ya está ahí. En los centros comerciales empiezan a decirnos que es por ahí y que ahora va a pasar ésto. Que viene lo nuevo y a la vez lo de siempre.
Y entonces ya vamos concienciándonos de que habrá que estar a la altura que esos días demandan y significan socialmente. La Navidad es una creación de todos nosotros y en donde los jefes son los del dinero y el sexy nuestros humanos sentimientos.
Ahora la Navidad es muchísimo más que lo religioso, y se bifurca y expande en muchas direcciones. La Navidad es más consumo, y gastronomía, y regalos, y buenismo, y apelar a nuestro sentido solidario, y hacer las fiestas, y el confetti, y la lencería y la picardía, y lo especial, y el nuevo sexo, y lo familiar, y lo infantil, y el arbolito y los Reyes Magos. Y el Año Nuevo, y la disco, y la chavala pibón del striptis, y el regalo que has de hacer, y el smarphone, y la colonia, y la innovación permanente, y la ropa diferente y el cambio constante y vivo. Algo diferente en la apariencia.
La Navidad es un cacho del tiempo del calendario que trata de meter divisas en las arcas del Estado y en donde todo parece permitirse un poquito más. Ese espíritu tan manido hace la leyenda y el deseo de que afloremos en nuestros deseos más nobles y que bajemos un poco la guardia de la ambición. Contradicción y libertad. La presión social no va a cambiar demasiado la esencia de las cosas. Las estructuras seguirán a su aire porque son más naturales que los modelos impuestos o indicados.
El gorrito de Papá Nöel y todos los grandes estereotipos, van apareciendo entre el creciente bosque de todos nuestros permeables sentimientos. Porque la fuerza navidísima no dejará a nadie indiferente. Unos la detestarán, otros sentirán simpatía por estas fechas, y la inmensa mayoría decidirá que ausentarse de este tiempo es metafísicamete imposible y que mejor dejarse llevar por los acontecimientos.
Los niños suelen ser los más beneficiados. Viene su tiempo de vacación y tecnología. Su momento de turrón y mensajes de móvil, su lugar tierno y consentido. Jesús era un niño. Se nota.
Los pobres y excluídos sentirán nostalgia de cuando contaron y fueron estructura. Sufrirán el frío y amarán el vino, recaerá su tristeza y tratarán de no venirse más abajo de su ciénaga. Deberán extremar su yoga de la paciencia.
Es Navidad navidísima, y es crisis. Hay gente que fue rica, y clase media, y ahora vive por Cáritas Diocesana y por los milagros de las asociaciones solidarias que se oponen al excluyente discurso neoliberal y cabrón.
La Navidad es mercado y sentimientos a prueba. Y botellas de cava, champagne, ginebra, fiestorro, bacanal, marisco, concentración espiritual, buenos deseos para los tiempos del devenir, y estampas de la nieve europea y del gran viaje exótico a una virgen isla del Índico con rubiaza o mulato con tanga de cebo.
Toda la comida, el grupo, el yantar, la desesperación vulnerable, donde la estabilidad aparece como un azar o una lotería, y cuando todo es un celofán de deseos que vive en medio de todas las cotidianeidades que suelen oler a pesar y a poca justicia.
También la navidísima ha de ser libertad, y pasotismo, y ateísmo, e izquierdismo, y sordera, y permeabilidad ante las sugerencias, y hasta resignación ante todo lo que se nos prepara con motivos oportunistas.
-HEMOS VENIDO PARA SALVARNOS-

0 comentarios:

Publicar un comentario